EL ENCUENTRO CON LA SOMBRA
La verdadera vida de la personalidad es una vida de victorias siempre renovadas. Al menos hasta donde conocemos, no hay victorias finales.
El principal problema de la educación de la personalidad es, por tanto, la transmutación del miedo en fe. “El encuentro con uno mismo es el encuentro con la propia sombra”. Si se enfrenta con valentía y fe, la sombra desaparece.
El conflicto entre el consciente y el inconsciente, la luz y las tinieblas, no es bueno ni malo, sino necesario para el crecimiento, ya que de él puede surgir integración y una conciencia más amplia. Como dirían los alquimistas: “la sombra es el símbolo del plomo que debe llegar a ser el oro del Espíritu”.
La sombra son agentes del karma negativo acumulado, que con su carga de limitaciones nos cierra el paso hacia delante. Pero tal bloqueo no es absoluto, simplemente ocurre que para avanzar hay que vencer esos límites que nos detienen y prueban nuestras fuerzas, dándonos a la vez la posibilidad de desarrollar nuestros poderes superiores, al vencer los obstáculos con una fuerza contraria y de mayor intensidad. A mayor obstáculo mayor será la fuerza a desarrollar para vencerlo. Todo tiene su compensación positiva.
Existen las deudas pendientes -Karma acumulado negativo- generadas por todo aquello que nos hace incoherentes con la Naturaleza. Tarde o temprano –dicen los textos de ética atemporal del mundo antiguo- la encrucijada espera a todos los hombres, si quieren avanzar, escapar de esa guerra interior es retrasarla... en casos críticos es dar la oportunidad al enemigo de conseguir su propósito contrario a nuestra evolución.
Aunque las sombras nos rodeen hoy, podemos disiparlas con ese Sol invencible que lucha detrás de las tinieblas, iluminando nuestra vida y la de todos los seres que se quieran acoger a su eterna Luz.
fragmentos
D.V.-Nefertum
1992-Gijon