miércoles, 24 de octubre de 2018

FILOSOFÍA: MEDICINA DE LA MENTE



"La vida examinada
es la única que merece ser vivida"
Sócrates

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"Los carpinteros dan forma a la madera;
los flecheros dan forma a las flechas;
los sabios se dan forma a sí mismos"
Buda

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"Contra las enfermedades de la mente,
la filosofía dispone de remedios;
por esta razón se la considera
con toda justeza, la medicina de la mente"
Epicteto

Ni las victorias de los juegos olímpicos,
 ni las que se alcanzan en los campos de batalla, 
pueden dar al hombre la felicidad; 
las únicas que tal logran son las que 
se alcanzan sobre sí mismo.

Epícteto
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"Cuando el genio que mora en nuestro interior ordena y manda de acuerdo con la naturaleza, toma frente a los acontecimientos una actitud tal que pueda en todo momento y según las circunstancias modificarla sin esfuerzo ni pesar. No tiene preferencia por una materia determinada, y si adopta un sistema sólo es bajo condición. Cuando tropieza con algún obstáculo hace de éste un motivo de ejercicio, y, cual el fuego, se apodera de todo cuanto encuentra a su paso. Que la luz de un farol se apagaría, pero una hoguera consume todo lo que se le echa y las llamas son cada vez más grandes"

Marco Aurelio-Libro IV



Medicina de la mente sin duda, cuando nos ponemos en contacto con ideas que nos ayudan a recordar, a fortalecernos, a crecer como personas. El mejor alimento nos llega de las mentes más luminosas, las que avivan nuestro fuego, y expanden la luz de nuestra conciencia, abarcando más y más de lo que estaba  olvidado, desconocido, ignorado, oculto, perdido. De todo aquello que da sentido, significado y razón a los acontecimientos encadenados de la vida y nos hace comprender cual es la salida del laberinto en que nos encontramos. Es gracias a la sabiduría que cumple la función del hilo de Ariadna que logramos día a día ir acercándonos a la salida o al centro de nosotros mismos. Y la mente purificada, ordenada y clarificada con su Luz logra así no perderse ni sufrir, sino alcanzar con sus consejos templanza, equilibrio, fortaleza y salud. Mucho le debemos a la potencia luminosa de las mentes puras de todos aquellos sabios que nos han legado los tesoros conquistados con sus experiencias, investigación y purificación. De algún modo misterioso al contacto con Ella nuestra alma se enriquece, recuerda y robustece en comunión con la fuente de la que se alimentaron.

D.V.-Nefertum- Noviembre 2018

jueves, 18 de octubre de 2018

HAY QUE RENOVAR EL MUNDO

"El hombre ha desintegrado al Hombre"
"Son las semillas de la locura"
"Nos han mentido" 
"Nuestro entorno está roto en pedazos" 

El péndulo de la historia se hunde profundamente en el extremo opuesto del Racionalismo.

El mundo ve con horror que los paraísos materialistas en los que se trató de explotar la Naturaleza sin pensar en el futuro y sin reconocerle una Sabiduría ecológica, reflejo del Logos casi olvidado de Platón, se han convertido en cánceres, en pústulas materiales y morales. Que las soñadas megalópolis son sólo un amontonamiento que no tuvo en cuenta la vieja Creencia de la necesidad de un espacio vital. Asimismo, la acumulación de información, ha violentado el concepto de Espacio-Tiempo y el hombre tiene que conformarse, en lo particular, con la especialización tribal y excluyente, y en lo general, con la incultura. Primero cientos, y luego miles de millones de Seres humanos, se sumergen económica, social, moral e intelectualmente.

Comienza el nomadismo que preanuncia una nueva "Edad Media" y las calles de las soñadas "Ciudades Año 2000" se llenan de mendigos, delincuentes y drogados.



Un nuevo mundo mágico, irracional y animista asoma desde los ojos de las juventudes de todo el Globo.

Espiritualidad y emocionalidad ya no son despreciables, sino, muy por el contrario, se las ve como profundamente humanas. Nace un nuevo "Humanismo", pero, a diferencia del anterior, no es etnocéntrico, sino que tiene una fuerte tendencia a lo universal, a lo cósmico.


Frente al que llamamos "Mito del Neo-racionalismo", frente a sus fracasos y sus frustraciones se levanta una nueva esperanza. Aún de apariencia confusa, como una nebulosa primordial; el alegre regreso a la Armonía de la Naturaleza, al conocimiento de lo Verdadero que jamás puede excluir a la única Realidad que es Dios. Al trabajo individual y colectivo, pero no masificante, que lleva a la libertad en convivencia con todos los Seres visibles e invisibles. El desmantelamiento, por muerte natural, de este mundo viejo, lleno de intermediarios, de partidos, de sectas fanáticas, de crueles revolucionarios de escritorio, que venden y compran por teléfono el pan de los pueblos.

1985 Jorge A. Livraga "El Mito del Neo-racionalismo (fragmentos)





"Cada uno de vosotros sois más fuertes de lo que vosotros mismos creéis. En cada uno existe un mundo de sueños y de poderes, existe la capacidad de renovación de todo un mundoNo hace falta que nos aglomeremos o empujemos los unos a los otros. Cada uno individualmente tiene dentro de sí la fuerza suficiente. Y si nos unimos, mejor todavía"

El arte de vencer- 1991 (fragmento) J.A. Livraga

"Ten Fe, Alegría y Esperanza
Eres filósofo 

Encara el futuro con Sabiduría y Serenidad 

BUENA SUERTE, CAMINANTE ! "

Jorge Angel Livraga Rizzi -fragmentos

miércoles, 17 de octubre de 2018

LOS MITOS DEL SIGLO XX


Aunque con breves pinceladas retoquemos ahora esta serie de mitos que tantos lectores han aceptado con magnanimidad y comprensión, no ha sido la nuestra una intención meramente cultural, pues muchos datos que hemos aportado están a flor de piel en cualquier diccionario de más de dos tomos, sino, más bien, la de despertar inquietudes que permitan no dejarse manipular por la plaga de titiriteros de seres humanos que nos han caído encima. Tal vez, la más grande plaga del siglo XX sea...sí... la manipulación y comercialización de la Persona.

Uno de los elementos de "moda" en el siglo XX, en cuanto a mitos, es el de las revoluciones. En buena parte del mundo, si un partido político quiere tener algún arraigo popular, se debe llamar "revolucionario", aunque de  tal tenga, por lo menos en el momento en que escribo, tan poco de revolucionario como el PRI en México o el CCC de Bélgica, el uno por burgués y el otro por loco.

Son copias apenas legibles, como las páginas de los libros que vemos en los museos, de movimientos auténticamente espontáneos del siglo XIX, como ser el Chartinismo británico, cuya última gran manifestación fue en 1848, o los Communards de París, que en 1871 dejaron en la Ciudad Luz treinta mil muertos en sus barricadas.

Afortunadamente son muchos los que perciben la actual farsa y comienzan a darles la espalda a los "revolucionarios" que gritan cuando son más, callan cuando son menos, y salen corriendo y clamando por los derechos humanos o el amparo de la frontera próxima en cuanto las cosas se les hacen difíciles y ya no pueden cabalgar a los "idiotas útiles", que matan y se hacen matar por ellos.

La Historia, correctamente investigada, es uno de los detergentes más poderosos contra la suciedad de los mitos.


Generalmente, los revolucionarios personalistas pecan de utópicos y sus revoluciones cambian menos las cosas de lo que aparentan. En la URSS, luego de 1917, el nivel de vida y de libertad es, comparativamente, tan inferior al resto de Europa como hace 100 ó 200 años.

En USA, los blancos sienten la misma desafección por los negros, y viceversa, que antes de la Guerra de Secesión, cuyas raíces fueron económicas y no humanitarias.

Nadie, hoy, se atrevería a llamar "revolucionarios" a los motores a vapor, sin embargo, aunque se conocían desde la época pre-cristiana, no habían sido aplicados para reemplazar las energías de bestias y de vientos. Así, al comenzar el siglo XIX, barcos, máquinas agrícolas y comunicaciones terrestres eran equivalentes a las que existían veinte siglos antes, y la higiene estaba por debajo  del nivel de la población romana de la época de Claudio.

En menos de 100 años, la nada guerrillera máquina de vapor permitió que el hombre se desplazase sobre vías de hierro a 130 Km. por hora, y que el tamaño de los nuevos barcos metálicos movidos por calderas y si independencia de los vientos fuera tal, que el grano comestible se abarató diez veces entre 1850 y 1899. Desde Francia hasta Nueva Zelanda, las trilladoras a vapor redujeron, en pocos años, el esfuerzo humano y aumentaron la producción treinta y tres veces.

Las mejores comunicaciones permitieron migraciones que estabilizaron las concentraciones demográficas y crearon nuevos espacios vitales; el 22 de abril de 1889 se fundaba la ciudad de Oklahoma... y el día siguiente, 23 abril, se colonizaron las tierras circundantes, y casi todos se enriquecieron notablemente. ¿Qué revolución hizo jamás cosa parecida?

Los descubrimientos científicos y técnicos permitieron acabar con las pestes que asolaron Europa desde la caída del Imperio Romano; hablar a través de distancias enormes; grabar la voz de los ahora muertos; reproducir fielmente en imágenes todo el entorno; practicar cirugía sin que el paciente sienta dolor.

Si comparamos cuántos sufrimientos nos ahorró el "Che" y cuántos sufrimientos la anestesia, tendremos que dar la palma a esta última, que aportó una verdadera fuente de bienestar a los hombres.

También, y a pesar de que el mito pueda condenarme por hereje, creo que hizo más bien a la humanidad la enfermera Florence Nightingale que el intelectual revolucionario Lenin.

Podría argumentarse que, si bien a partir de 1880, las lavadoras y prensadoras de ropa mecánica ahorraron muchos esfuerzos a hombres y mujeres, éstos eran una minoría comparados con los que seguían sin ellas. ¡Cierto! Pero...los que cuentan con automóviles y gasolina gratis, así como matrículas diplomáticas que los hacen prácticamente invulnerables... ¿son mayoría en algún país por revolucionario que sea?... Con el correr de medio siglo, esas máquinas higiénicas estuvieron al alcance de millones de familias...¿Tendrán millones de familias coche y gasolina gratis a medio siglo de la revolución de  Sandino?

¡Mitos...mitos...mitos!

Queremos terminar refiriéndonos a uno muy actual, el de que la autoridad no es necesaria. Este lavaje de cerebro hace que en las Universidades se vea a los profesores como enemigos; que muchos tontos teman más a la policía que a los criminales y que se tenga por retrógrados a quienes buscan un maestro, una bandera o una verdad que seguir.

La moda es "pasar" de todo, creerse autosuficiente y autodidacta, anteponiendo la insolencia a la cortesía, la suciedad a la higiene, los pies en los respaldos de las sillas y la cabeza (vox populi, vox Dei) en los asientos , originalmente diseñados para las posaderas.

Por estar a la moda, los más jóvenes se quedan sin lo mejor de sus vidas; los puros sentimientos y las ideas fuertes.

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Más la observación filosófica de la Naturaleza nos muestra una organización basada  en el orden y la autoridad... ¡pensad! desde la marcha de los astros hasta el enramado de los árboles, la estructura piramidal del sistema venoso-arterial y la distribución de los pétalos en las flores. Por lo tanto no hay nada tan antinatural y antiecológico como el culto a la crítica corrosiva de un orden natural de las cosas y de la relación positiva entre maestro y discípulo.

¿Que todos somos iguales?...Ya hemos tratado ese tema en otro artículo de esta serie... pero siempre es bueno coger un trozo de mármol e intentar sacar de él un a creación parecida al Efebo de Praxíteles; un pincel y unas pinturas y hacer un mural como el techo de la Capilla Sixtina, o una trama y unas lanas de colores y recrear algo que sea equivalente a la Dama del Unicornio. También, como postre, puede un niño de cinco años, con los ojos vendados o con una sábana sobre el teclado, interpretar sonatas como lo hacía Mozart a esa edad.


En verdad, lo único que tenemos de iguales es nuestra rica desigualdad, que nos hace casar armónicamente los unos en los otros y formar parejas, grupos, sociedades, una Humanidad que, en fin, sea una realidad en marcha que no aplaste, sino que transporte y levante a cada uno de sus componentes.


¿Qué esto es una utopía parecida a la de socialistas y demás vendedores de sueños?


No...Utópico es negarlo, pues la Naturaleza nos presenta su modelo, forjado según la voluntad de Dios y acorde al Destino inexorable que nos rigió, nos rige y nos regirá.


Se trata, simplemente, de buscar y encontrar la verdad, aquella que está a nuestro alcance, atesorarla y vivirla para dejar a los que vengan un Mundo más espiritual, más sólido, más seguro.


¡Qué hermoso sería que todos los seres humanos entendiesen que es imposible perforar la oscuridad de nuestros tiempos, sus mentiras o mitos, con el bastón de la violencia, y recurriesen a encender la lámpara de la Sabiduría para poder reconocerse los unos a los otros, tal como somos y no como los inquisidores o  manipuladores quieren que seamos!





fragmentos de: LOS MITOS DEL SIGLO XX - 1985 
Jorge Angel Livraga Rizzi - 

domingo, 7 de octubre de 2018

Por qué debemos creer en Dios?



"Quiero aclarar algo, cuando digo "Por qué debemos creer en Dios", no quiero decirlo de manera impositiva, no es que sea un deber, de afuera adentro, sino cuáles serían las causas filosóficas, las causas simplemente humanas que nos llevan, que nos empujan a creer en eso que llamamos Dios.

Lo encaramos como una búsqueda en nuestro propio interior, como un cavar dentro de la propia alma para ver donde está ese manantial que burbujea, dónde está ese río subterráneo que nos hace sentir un agua de vida por dentro de nosotros.  Sin embargo, a veces no logra mojar nuestras manos y otras veces aparece un poco por nuestros ojos como lágrimas en los momentos más cruciales de nuestra vida.

Necesitamos, pues, hacernos una serie de preguntas y obtener una serie de respuestas. Como alguna vez dije, las cosas más importantes son las más difíciles de definir. Por lo tanto, no voy a definir a Dios.  Cuando nos referimos a este tema de Dios, más que tratar de definirlo, es cuestión de descubrirlo, de alguna manera, en nosotros mismos y en todos los demás; porque apenas lo definamos, apenas lo pongamos en una jaula, apenas lo pongamos dentro de un sobre, apenas lo pongamos en una caja, ahí mismo, dejará de ser lo que por esencia es, y dejará de ser Dios para convertirse en una de las tantas imágenes religiosas que la humanidad nos ha dado a través de los siglos.

La creencia, vivencia o descubrimiento de Dios es uno de los sentimientos, si queréis llamarlo así, una de las intuiciones, una de las percepciones más antiguas, si no la más antigua que el hombre ha podido registrar. Veamos algo muy viejo, muy antiguo, por ejemplo un dolmen, que ha sido construido por pueblos que ni siquiera sabemos quienes fueron. Y si hablamos de las pirámides, por ejemplo de las pirámides de Egipto, del Yucatán..., todas esas grandes obras llevan el sello de la religión, o sea, de "religar", de la unión del hombre con Dios, de la presencia de lo divino en la naturaleza. Y vemos de qué manera, sobre ese dolmen, se construyó luego, a lo mejor, un templo griego, luego uno romano, y luego uno cristiano, de diferentes arquitecturas y órdenes pero sobre ese lugar edificado está ese monumento a Dios. La puso, amigos míos, simplemente para poder apoyarse o para poder sacar una chispa de fuego para cocinar sus alimentos; puesto una piedra sobre otra para erguirla primera columna, la primera pirámide, el primer altar, o sea, la primera expresión hacia lo divino.   Nosotros sabemos que esa búsqueda del Fuego primordial, en los pueblos más antiguos, como el hindú, se transfiere a la parte mística y llega siempre a estar en relación con lo que es Dios. El Dios más antiguo ha sido Agni. Agni era una chispa de fuego que había nacido de su padre, el carpintero Visvakarman; al frotar dos maderas con una suerte de pìedra o cepillo de piedra, había nacido esa primera chispa, ese primer Agni, del cual emanaron todos los dioses, ese concepto del Fuego primordial, de la Deidad primordial.

Veamos otros pueblos más antiguos, por ejemplo, Egipto. Sus escritos nos hablan de un Deidad muy primitiva, A-tum, que poco a poco se fue convirtiendo en Atum-Ra, o sea, el Sol de fuego que nos alumbra. Las primeras concepciones de Egipto, los más viejos papiros que podamos encontrar y los má viejos grabados en los muros, no nos hablan ni de comidas ni de vestiduras ni de guerras ni de ningún otro problema que no sea el e la presencia de los Dioses, de la presencia de Dios, de la presencia de la Divinidad.

Recordemos, en la lejana América, allá en Mesoamérica, en donde se nos habla de Quetzalcoatl, de aquel pájaro que no solamente estaba emplumado, sino que también tenía características de serpiente. Quetzalcoatl significa: "El pájaro-serpiente", vino desde el cielo, desde lo alto, hasta los hombres, se sumergió en la tierra, fue hasta lo que nosotros llamaríamos hoy el infierno, o sea, la parte más baja psicológica y física, visitó los huesos de los hombre que ya no existían y renació otra vez entre los hombres para conducirlos, para guiarlos. Hasta que, una vez, con una barca se perdió en el mar...¡El mar!, ese símbolo tan viejo; ese okeanós de los griegos. Cada vez que veo la Victoria de Samotracia en el Museo del Louvre, en París, recuerdo ese sentido de los griegos del okeanós, del mar infinito que no tiene puertos adonde llegar, donde la gloria está en subir al navío y bogar, y bogar, y bogar...y sentir, en ese bogar de los remos y de los brazos fuertes, que nuestras voces se hinchar con viejas canciones, con viejas palabras, y otra vez los vientos hinchan las vela extendidas, y otra vez navegamos sobre el okeanós... El océano, como diría Homero, es como un gran mar de vino que llega hasta nosotros y llega a levantar nuestra fantasía, hace surgir Dioses ante nosotros, islas encantadas...y a los hombres que no tienen espiritualidad los convierte en cerdos. (alusión a la Odisea)

Si queréis hablamos de los incas, que creían en Kon Tiki Viracocha, que había sido el Creador de las cosas a partir de una especie de huevo del mundo; que hablaban de las constelaciones, que pensaban que Dios estaba en las constelaciones; que hablaban de la relación del hombre con Dios a través del arco iris.

En todas partes, en todos los pueblos, esta relación divina se impone; así, el sentido que nos han querido dar algunos científicos materialistas de que el hombre ha sido utilitario, de que el hombre comenzó descubriendo la rueda, comenzó descubriendo las armas, comenzó descubriendo el fuego, es absolutamente falsa y no tiene ningún asidero científico en ninguna parte. El hombre realmente comenzó descubriendo a Dios, y cuando lo descubrió le hizo un altar, le hizo una figura, le hizo una representación a su manera

Hay hombres  y hay mujeres que a través de toda la historia de la humanidad se destacan por haber sentido a Dios. No importa de qué religión sean, por lo menos a mí no me importa; no importa de qué manera esos hombres lo concibieron, pero lo sintieron y lo plasmaron de alguna forma.
La diferencia entre un hombre y una bestia no está en que la bestia tiene rabo, sino en que el hombre cree en Dios, siente a Dios, y el animal no. De ahí que cuanta doctrina, forma de pensamiento, forma de vida nos aleje de la creencia de Dios o en la inmortalidad del alma, nos convierte en humanoides, nos aleja, nos animaliza,  nos convierte en bestias que hablan todo el día de la comida, del sueño, de las comodidades materiales.  Nos han metido dentro de la cabeza la escoria, el mal, la podredumbre, es la peor contaminación no nace del petróleo; tampoco de las radiaciones atómicas; la peor contaminación nace precisamente de los hombres que niegan a Dios, de los que marchan millones de años hacia atrás en su evolución y vuelven a ser bestias; vuelven a carecer de la posibilidad que tuvo aquel remoto antepasado nuestro...

Si no nos reconocemos como hijos de Dios, como emanaciones de Dios, ¿de dónde vamos a sacar la fraternidad? ¿de dónde vamos a sacar el amor entre los hombres? Si no nos reconocemos todos como hijos de un mismo Padre, como deviniendo de una sola cosa, como teniendo un destino único. Necesitamos reconocernos hijos de Dios; necesitamos sentir que hay algo en común en nosotros, pero no algo pasajero. Como decía un viejo libro el Chilam Balam, necesitamos amores que duren más de tres días, necesitamos reyes que que duren más de tres días, necesitamos leyes que duren más de tres días. Todo lo que tenemos es efímero, de tal suerte que nos encontramos todos completamente apagados, constreñidos, y como si fuésemos fieras en una jaula vamos dando vueltas sobre el mismo lugar. Hemos perdido la noción de que aquel que está enfrente nuestro, aquel que está al lado, y aun aquel que pueda ser circunstancialmente nuestro enemigo, es nuestro hermano; tenemos el deber de amarlo de una manera profunda, de una manera no solamente externa, no solamente con actos externos. Lo fundamental es el acto interior, el acto de fe.

Tenemos que volver a sentir no solamente una fe individual, sino también una fe colectiva. Cuando hablo de esto, no me refiero a una determinada religión, os hablo simplemente de una fe colectiva, una fe en Dios y en la inmortalidad del alma. Saber que somos todos hijos de un mismo Padre; poder reconocernos a nosotros mismos, vencer el temor a la muerte, vencer una serie de temores que tenemos, tener el conocimiento de que somos inmortales...

Hay una gran piedad, hay un gran amor, hay un gran Pensador que pensó en todo, que hace que cuando caen las semillas de un árbol, al tener adherida una especie de hojita, vayan dando vueltas y vueltas ¡oh, el primer helicóptero!, para alejarse del árbol madre, porque si cayesen a sus pies, en la oscuridad y en la humedad se pudrirían. En cambio, dando vueltas las hojitas se van lejos del árbol madre, y llegan a un lugar donde hay sol y donde pueden germinar en un nuevo árbol.

Y Aquel que ha pensado, o Aquello que ha pensado, o Aquello que ha imaginado todo este complejo proceso para todos estos seres, que ha creado el misterio de que los espermatozoides puedan mover sus colas y trasladarse a través del medio; que ha podido crear el equilibrio divino de las raíces y de las ramas de los árboles; que ha velado por la forma en que caen las hojas, que por todo ha cuidado, que por todo ha velado...decidme; ¿acaso no habrá velado también por nosotros, en la parte física y en la parte espiritual? ¿Por qué no? Tuvo que haber velado también por nosotros, en la parte física y en la parte espiritual. ¿Por qué hemos de tener miedo entonces a morir? ¿Por qué hemos de tener miedo a la adversidad? Ya sea la adversidad o la muerte, la carencia de fortuna o la pérdida de ella, la pérdida del amor o a veces de la simple tranquilidad psicológica...  ¿No estará El detrás de todas estas cosas? ¿No serán como peldaños que nos ayudan a subir, a escalar un proceso evolutivo, a volvernos más fuertes, a volvernos más dioses, a convertirnos en algo nuevo y poderoso? ¿Y no estará todo eso dentro de esa Gran Mente Pensante que hace que cuando nos tropecemos, una mano invisible nos levante, como aquella vez le pasó a un tal Lázaro? ¿No habrá algo que nos levante cuando estamos demasiado caídos? ¿No existe acaso para nosotros lo que hay para el gusano y para la hoja?


Es obvio que lo que hay para el gusano y para la hoja, también existe para los seres humanos, para los grupos humanos, para las culturas humanas; pero para ello debemos retomar una conciencia en Dios; para ello tenemos que abandonar todos estos arcaísmos materialistas y llegar a un verdadero espiritualismo. No me refiero a actitudes externas. Un hombre puede estar rezando frente a una imagen de Cristo y estar alejado completamente de lo que pueda ser espiritual. En  cambio, un hombre puede estar honradamente enderezando un hierro para los demás, puede estar trabajando en una fábrica, puede estar trabajando en una oficina o en una universidad, y ese hombre, en ese momento, estar haciendo un acto místico más grande que los que simplemente se hacen callos en las rodillas.

Debemos sentir a Dios profundamente, volver otra vez a ese sentido antiguo de la creencia en Dios, cuando los hombres se encontraban, se cruzaban y se reconocían como de una religión o como de otra, pero todos creían en Dios. Unos hablaban del Cristo o hablaban de Dios o de Jehová, otros hablaban de Alá, pero todos hablaban de lo mismo.


Todas las formas de conocimiento, de entendimiento y de razonamiento no sirven para nada si no llegamos a ese descubrimiento de Dios en nosotros mismos y en la naturaleza. Un verdadero filósofo no es aquel que se sabe de memoria las definiciones de Kant o de Plotino o de santo Tomás de Aquino o de cualquiera de ellos. ¡No! El verdadero filósofo no es platónico ni aristotélico ni kantiano. El verdadero filósofo es el hombre simple, el que puede interpretar la naturaleza, el que aunque se quedase sin libros podría seguir leyendo y, aunque se quedase sin naturaleza alrededor, podría seguir soñando.

¡Soñemos intensamente con ese hombre que puede sentir y creer en Dios!"



Jorge Angel Livraga (fragmentos Conferencia- 1978)