miércoles, 17 de octubre de 2018

LOS MITOS DEL SIGLO XX


Aunque con breves pinceladas retoquemos ahora esta serie de mitos que tantos lectores han aceptado con magnanimidad y comprensión, no ha sido la nuestra una intención meramente cultural, pues muchos datos que hemos aportado están a flor de piel en cualquier diccionario de más de dos tomos, sino, más bien, la de despertar inquietudes que permitan no dejarse manipular por la plaga de titiriteros de seres humanos que nos han caído encima. Tal vez, la más grande plaga del siglo XX sea...sí... la manipulación y comercialización de la Persona.

Uno de los elementos de "moda" en el siglo XX, en cuanto a mitos, es el de las revoluciones. En buena parte del mundo, si un partido político quiere tener algún arraigo popular, se debe llamar "revolucionario", aunque de  tal tenga, por lo menos en el momento en que escribo, tan poco de revolucionario como el PRI en México o el CCC de Bélgica, el uno por burgués y el otro por loco.

Son copias apenas legibles, como las páginas de los libros que vemos en los museos, de movimientos auténticamente espontáneos del siglo XIX, como ser el Chartinismo británico, cuya última gran manifestación fue en 1848, o los Communards de París, que en 1871 dejaron en la Ciudad Luz treinta mil muertos en sus barricadas.

Afortunadamente son muchos los que perciben la actual farsa y comienzan a darles la espalda a los "revolucionarios" que gritan cuando son más, callan cuando son menos, y salen corriendo y clamando por los derechos humanos o el amparo de la frontera próxima en cuanto las cosas se les hacen difíciles y ya no pueden cabalgar a los "idiotas útiles", que matan y se hacen matar por ellos.

La Historia, correctamente investigada, es uno de los detergentes más poderosos contra la suciedad de los mitos.


Generalmente, los revolucionarios personalistas pecan de utópicos y sus revoluciones cambian menos las cosas de lo que aparentan. En la URSS, luego de 1917, el nivel de vida y de libertad es, comparativamente, tan inferior al resto de Europa como hace 100 ó 200 años.

En USA, los blancos sienten la misma desafección por los negros, y viceversa, que antes de la Guerra de Secesión, cuyas raíces fueron económicas y no humanitarias.

Nadie, hoy, se atrevería a llamar "revolucionarios" a los motores a vapor, sin embargo, aunque se conocían desde la época pre-cristiana, no habían sido aplicados para reemplazar las energías de bestias y de vientos. Así, al comenzar el siglo XIX, barcos, máquinas agrícolas y comunicaciones terrestres eran equivalentes a las que existían veinte siglos antes, y la higiene estaba por debajo  del nivel de la población romana de la época de Claudio.

En menos de 100 años, la nada guerrillera máquina de vapor permitió que el hombre se desplazase sobre vías de hierro a 130 Km. por hora, y que el tamaño de los nuevos barcos metálicos movidos por calderas y si independencia de los vientos fuera tal, que el grano comestible se abarató diez veces entre 1850 y 1899. Desde Francia hasta Nueva Zelanda, las trilladoras a vapor redujeron, en pocos años, el esfuerzo humano y aumentaron la producción treinta y tres veces.

Las mejores comunicaciones permitieron migraciones que estabilizaron las concentraciones demográficas y crearon nuevos espacios vitales; el 22 de abril de 1889 se fundaba la ciudad de Oklahoma... y el día siguiente, 23 abril, se colonizaron las tierras circundantes, y casi todos se enriquecieron notablemente. ¿Qué revolución hizo jamás cosa parecida?

Los descubrimientos científicos y técnicos permitieron acabar con las pestes que asolaron Europa desde la caída del Imperio Romano; hablar a través de distancias enormes; grabar la voz de los ahora muertos; reproducir fielmente en imágenes todo el entorno; practicar cirugía sin que el paciente sienta dolor.

Si comparamos cuántos sufrimientos nos ahorró el "Che" y cuántos sufrimientos la anestesia, tendremos que dar la palma a esta última, que aportó una verdadera fuente de bienestar a los hombres.

También, y a pesar de que el mito pueda condenarme por hereje, creo que hizo más bien a la humanidad la enfermera Florence Nightingale que el intelectual revolucionario Lenin.

Podría argumentarse que, si bien a partir de 1880, las lavadoras y prensadoras de ropa mecánica ahorraron muchos esfuerzos a hombres y mujeres, éstos eran una minoría comparados con los que seguían sin ellas. ¡Cierto! Pero...los que cuentan con automóviles y gasolina gratis, así como matrículas diplomáticas que los hacen prácticamente invulnerables... ¿son mayoría en algún país por revolucionario que sea?... Con el correr de medio siglo, esas máquinas higiénicas estuvieron al alcance de millones de familias...¿Tendrán millones de familias coche y gasolina gratis a medio siglo de la revolución de  Sandino?

¡Mitos...mitos...mitos!

Queremos terminar refiriéndonos a uno muy actual, el de que la autoridad no es necesaria. Este lavaje de cerebro hace que en las Universidades se vea a los profesores como enemigos; que muchos tontos teman más a la policía que a los criminales y que se tenga por retrógrados a quienes buscan un maestro, una bandera o una verdad que seguir.

La moda es "pasar" de todo, creerse autosuficiente y autodidacta, anteponiendo la insolencia a la cortesía, la suciedad a la higiene, los pies en los respaldos de las sillas y la cabeza (vox populi, vox Dei) en los asientos , originalmente diseñados para las posaderas.

Por estar a la moda, los más jóvenes se quedan sin lo mejor de sus vidas; los puros sentimientos y las ideas fuertes.

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Más la observación filosófica de la Naturaleza nos muestra una organización basada  en el orden y la autoridad... ¡pensad! desde la marcha de los astros hasta el enramado de los árboles, la estructura piramidal del sistema venoso-arterial y la distribución de los pétalos en las flores. Por lo tanto no hay nada tan antinatural y antiecológico como el culto a la crítica corrosiva de un orden natural de las cosas y de la relación positiva entre maestro y discípulo.

¿Que todos somos iguales?...Ya hemos tratado ese tema en otro artículo de esta serie... pero siempre es bueno coger un trozo de mármol e intentar sacar de él un a creación parecida al Efebo de Praxíteles; un pincel y unas pinturas y hacer un mural como el techo de la Capilla Sixtina, o una trama y unas lanas de colores y recrear algo que sea equivalente a la Dama del Unicornio. También, como postre, puede un niño de cinco años, con los ojos vendados o con una sábana sobre el teclado, interpretar sonatas como lo hacía Mozart a esa edad.


En verdad, lo único que tenemos de iguales es nuestra rica desigualdad, que nos hace casar armónicamente los unos en los otros y formar parejas, grupos, sociedades, una Humanidad que, en fin, sea una realidad en marcha que no aplaste, sino que transporte y levante a cada uno de sus componentes.


¿Qué esto es una utopía parecida a la de socialistas y demás vendedores de sueños?


No...Utópico es negarlo, pues la Naturaleza nos presenta su modelo, forjado según la voluntad de Dios y acorde al Destino inexorable que nos rigió, nos rige y nos regirá.


Se trata, simplemente, de buscar y encontrar la verdad, aquella que está a nuestro alcance, atesorarla y vivirla para dejar a los que vengan un Mundo más espiritual, más sólido, más seguro.


¡Qué hermoso sería que todos los seres humanos entendiesen que es imposible perforar la oscuridad de nuestros tiempos, sus mentiras o mitos, con el bastón de la violencia, y recurriesen a encender la lámpara de la Sabiduría para poder reconocerse los unos a los otros, tal como somos y no como los inquisidores o  manipuladores quieren que seamos!





fragmentos de: LOS MITOS DEL SIGLO XX - 1985 
Jorge Angel Livraga Rizzi - 

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