miércoles, 13 de junio de 2018

LA CIVILIZACIÓN COMO ESCUELA DE EVOLUCIÓN ESPIRITUAL


"La civilización es la escuela en donde el alma aprende las lecciones que le enseña el Logos.

Cuando el alma entra en el proceso de la reencarnación, actúa igualmente la ley del karma o de causa y efecto, y es fácil comprender su actuación en el terreno moral. "Sembrad una acción y cosecharéis un hábito; sembrad un hábito y cosecharéis un carácter; sembrad un carácter y cosecharéis un destino". Todo cuando el hombre dice, hace, siente o piensa, produce una reacción. El Karma determina que si un hombre perjudica a otro deberá pagar la deuda que contrajo. Perjudicador y perjudicado quedan ligados por el karma, y volverán a encontrarse aunque transcurran muchas vidas entre la contracción de la deuda y el momento de saldarla. Pero también así liga el amor; amante y amada volverán a encontrarse para ayudarse mutuamente a lograr más noble vivir. El individuo contrae lazos kármicos con la esposa, hijos y padres; con amigos y enemigos y con su país en conjunto. Existe un karma entre individuos, e igualmente un karma colectivo de la nación en conjunto, en el bien o en el mal que haya obrado respecto de otras naciones.


El individuo renace vida tras vida; siembra, cosecha y vuelve a sembrar pensamientos buenos y malos, buenas y malas emociones, buenas y malas acciones. Pero también renacen las colectividades. Una nación que deja de existir no se esfuma como ligera niebla; siglos más tarde aquella nación renace en otra raza o pueblo, pero compuesta de las mismas almas que en un tiempo crearon lazos kármicos entre sí y con la nación en conjunto, pues los individuos no efectúan aislados el gran viaje, sino por grupos. Felices quienes pueden tener siempre cerca a los que aman y mantener a distancia a los que odian, mientras todos, amigos y enemigos, caminamos en marcha ascendente hacia la realización de nuestra divinidad.

"Quien siembra el mal, mal cosechará". Siempre se hará justicia, aunque los efectos del karma tarden siglos en manifestarse. Hay un proverbio español que dice: "Cada cual es hijo de sus obras" y si es verdad en los individuos también lo es respecto a las naciones.

Del mismo modo que para cada individuo actúa la Voluntad del Logos, según un plan de perfección, asimismo existe un Plan de Perfeccionamiento para cada pueblo y nación. Mazzini dijo que Dios ha escrito una palabra en la faz de cada nación. La paciencia de Dios es infinita y espera siglos de siglos a que comprendamos su Plan y nos regocijemos con El para llevarlo felizmente a su plena realización.

Desde el primer día, hace millones de años, cuando las almas de los hombres encarnaron en formas humanas, el Logos ha laborado en construir la civilización y llevarla paso a paso a la perfección. Nos ha enviado fundadores de religiones, legisladores, gobernantes, poetas y bardos. Todas las acciones del Logos propenden a despertar el alma del hombre, para que se dé cuenta de que su naturaleza es consubstancial con la naturaleza divina.

Todo linaje de cultura, toda actividad del hombre en religión, ciencia, arte, comercio y administración, tuvieron su guía. El Logos es omnipotente, pero no ejerce su omnipotencia sobre nosotros. El podría forzarnos a aceptar su Plan, a ser ciegos instrumentos de su Voluntad; pero nos deja en libertad de seguir nuestras inclinaciones y apela a nuestra intuición por medio de los Instructores y Guías que nos mandan a fin de que aprendamos a actuar con El. 

El Plan de Dios es de que algún día todos colaboren con El; entonces se hará su Voluntad en la Tierra, en todas las instituciones humanas, como se hace en el Cielo.


Si el hombre ha creado poderosas civilizaciones, la mujer es quien le revela lo que debe ser la esencia de ellas.  

Cuando la mujer llegue a comprender su verdadera grandeza, y el hombre aprenda a reverenciarla, tendremos al fin una civilización realmente grande.



fragmentos de JINARAJADASA

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