Arriba como abajo
o
Los doce trabajos de Hércules
(Canto Orfico)
1. Canto a la Vida Humana, verdadera, a la vida del Alma encarcelada en su
cuerpo transitorio.
2. El Alma, la mariposa celeste que antes fue gusano y larva en viejo ciclo,
perdió sus alas al girar una vez más la Rueda de la Ley y quedó aprisionada en la Materia
para purificar y enaltecer a la Materia misma.
3. Y tuvo así el alma su primer trabajo: el de darse alguna cuenta de la
ignorancia o avydia que la envolvíá, para poder libertarse de ella.
4. Era ella entonces como un niño de pocos días, que quiere coger con su
mano el mudable disco de la Luna.
5. 0 como el paria que es llevado de aquí para allá por la tiranía de sus
pasiones, cual frágil barquilla con la que la onda juega.
6. 0 como aquel loco que trataba de apoderarse de su sombra, que no era sino
él mismo.
7. Y el esfuerzo de la joven alma en este trabajo primero era como esos rayos
de sol que pugnan por abrirse un débil paso por entre las nieblas del invierno.
8. Y el Sol del alma, comenzó así a lucir tímidamente en los cielos del
Pensamiento, como el Sol de los cielos empieza a lucir fecundo tras nubes y lluvias y
nieves en los albores de la primavera.
9. Y el alma volvió a empezar a amar, mas no podía definir bien qué era lo
que amaba, ni dónde hallarlo, por consiguiente.
10. Con ello el alma tenía ya un anhelo y este anhelo constituyó en sí su
segundo trabajo, más duro y mortificante que el primero.
11. Y el alma, de indefinible amor enloquecida, preguntaba doquiera ¿quién es
y dónde está el amado mío?
12. Hasta que una vez, en respuesta a su pregunta, oyó esta voz en lo más
íntimo de su ser, pero sin saber de dónde partía:
“¡Yo soy tú misma y me llamo Misterio!
13. Y el alma, al oír aquella amada e inconfundible Voz, amó al Misterio, con
amor imposible, porque si bien adivinaba al Misterio en todas partes, no le veía clara y
distintamente en ninguna.
14. Y la persecución quimérica del Imponderable Misterio constituyó su
trabajo tercero.
15. Hasta que, al fin de tan ímprobos como vanos trabajos, el alma empezó a
comprender, que ella era la hija, la hermana, la esposa y la madre del Misterio mismo.
16. Entonces empezó ella a conocerse, rompiendo el dulce Velo de Isis que,
como a crisálida, le envolvía.
17. Y el efectivo rasgado de este velo constituyó su trabajó cuarto, trabajo
ante el cual los anteriores no fueron sino juegos de niño.
18. También notó el alma que la verdadera luz se hacía en ella a medida que
ella iba iluminando a otras almas más jóvenes sumidas aún en la noche de la ignorancia,
la pavorosa noche de avydia.
19. Y este fue el trabajo quinto, porque Cinco es el número del Pensamiento,
como el Cuatro lo es de la Materia y el Tres del Espíritu.
20. Pero el alma entonces sintió sobre sí todo el peso de la Ley, porque al
cargar así con las viejas culpas de las almas recién reencarnadas a quienes instruía, no
parecía sino que empezaba a sostener, como Atlante, la mole ingente del orbe sobre sus
hombros, porque ya, en vez de buscar el Sendero, se había transformado en el sendero
mismo.
21. En el sufrido soportar de semejante carga, consistía precisamente el
trabajo sexto.
22. Y el modo mejor de sacudirse de ella, después de satisfecha hasta agotarla,
la Ley de Retribución, constituyó. el trabajo séptimo, o sea el de elevar a las almas
inferiores al alto nivel suyo.
23. Como la piedra al caer en el lago produce ondas cada vez de más amplitud
y éstas, a su vez, otras al chocar con los obstáculos de la orilla, así vio el alma al final de
estos siete trabajos bajo su esfuerzo, que la Rueda de la Ley comenzaba a dar una vuelta
más, vuelta de la que ella venía a constituir un Centro de centros, como el Sollo es de la
Tierra y la Tierra de la Luna.
24. Porque el alma más enaltecida entre todas aquellas almas, sus discípulas,
comenzó el ascenso del camino de la liberación, como el niño que llegado ya a hombre
funda para sí un hogar nuevo.
25. Por eso dijo el viejo poema de los Dhyáns, que el ala vieja se transformó
en el ala nueva y en la sombra de esta nueva ala.
26. Pero de esta nueva evolución también era responsable ante la Ley de la
Justa Retribución aquel alma primera y los siete trabajos de la vieja Alma instructora, se
repitieron a partir del séptimo en otros seis trabajos análogos más.
27. Y al llegarse a este décimo tercer trabajo, el alma tuvo su apoteosis ¿ epopteia.
28. Y se identificó con Ptha el Aliento de los Bergun, el supremo Espíritu que
preside a los mundos...
COMENTARIO
Los “himnos órficos” cantados durante los Misterios menores y base del más
primitivo paganismo revelan a las claras su carácter oriental, puro y filosófico, antes de que el paganismo degenerase para las masas en el grosero fetichismo y antropomorfismo
en que le hemos conocido después.
La suprema ley de la Analogía resplandece en él como en todas las enseñanzas de
su clase. En efecto, a medida que el alma humana, la divina Mariposa va alejándose de la
ignorancia de la Tierra y acercándose a la suprema luz del Sol, su “invierno” o afelio
psíquico va pasando a “primavera espiritual y a verano apoteótico”.
Y como el Sol cuando nace en el solsticio de invierno, ella se ve primero envuelta
en las nieblas densísimas de la ignorancia o “avydia”, sepultada bajo las nieves de su
místico amor hacia el nuevo y desconocido mundo que primaveralmente presiente en sus
anhelos místicos de sus amores al Misterio, de la que ella no es sino la parte mayor quizá,
porque como dicen los libros de Hermes, ella es la suprema Maravilla donde se han dado
cita y enlace los elementos inferiores y los superiores del Cosmos.
Este punto medio o inferior del ciclo de los siete primeros “trabajos de Hércules”,
es el más terrible, porque en él se ve el alma crucificada., y de él, con el trabajo quinto, ha
de libertarse volando a los cielos del Pensamiento, que tal es el verdadero misterio de la
Rosa en la Cruz...
El peso de la ley, o séase el Karma, que entonces empieza a gravitar sobre los
hombros del neófito o “nuevo nacido”, hace de él ya un verdadero Cosmocrator, es decir,
un efectivo colaborador en la obra del Universo. Por eso se dice de él, como de Atlante,
que soporta un mundo sobre sus espaldas; ¡el mundo que ha de ser su propia obra en
evones futuros!
Entonces, crucificada el alma en sus anhelos y esfuerzos, en verdadera “noche
espiritual”, comienza la labor más titánica que darse puede; la de “nacer de sí misma”,
rasgando el isiaco Velo que hasta aquí la ha envuelto piadosísimo en una rosada ilusión
infantil, protegiéndole como las membranas que recubren al feto, y aun como el cuerpo
de la madre misma protegen al que va a nacer en este nuevo mundo.
Y esa ley de Retribución, cuyo agotamiento completo constituye el trabajo
séptimo, no es en el fondo sino una ley de Generación espiritual, ya que, como sabemos,
dicha ley sexual es la más inferior de las siete del Misterio, ley que nos hace ser hijos
primero y padres después, es decir, satélites antes de un sol principal y soles luego de
otros satélites o “hijos” que vienen a girar en torno nuestro como nosotros girásemos
antes en la órbita paterno-materna.
La “Rueda” da así una vuelta más, y, de simples “unidades” que antes éramos,
pasamos ahora a “decenas” y “centenas”...
MARIO ROSO DE LUNA
POR EL REINO ENCANTADO DE MAYA -fragmento
No hay comentarios:
Publicar un comentario