lunes, 31 de diciembre de 2018

ORACIÓN CELTA DEL AMOR

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Oración Celta del Amor
“Que jamás, en tiempo alguno, tu corazón albergue odio.
Que el canto de la madurez jamás asfixie tu niño interior.
Que tu sonrisa sea siempre verdadera.
Que las pérdidas de tu camino sean siempre encaradas como lecciones de vida.
Que tus momentos de amor contengan la magia de tu alma eterna en cada beso.
Que tus ojos sean dos soles contemplando la luz de la vida en cada amanecer.
Que cada día sea un comenzar de nuevo, donde tu alma dance en la luz.
Que en cada paso tuyo queden marcas luminosas de tu paso en cada corazón.
Que en cada amigo tu corazón haga fiesta, que celebre el canto de la amistad profunda que liga las almas afines.
Que en tus momentos de soledad y cansancio, esté siempre presente en tu corazón el recuerdo de que todo pasa y se transforma, cuando el alma es grande y generosa.
Que tu corazón vuele contento en alas de la espiritualidad consciente, para que tú percibas la ternura invisible, tocando el centro de tu ser eterno.
Que un suave arrullo te acompañe, en la tierra o en el espacio, y por donde quiera que el inmanente invisible conduzca tu vivir.
¡Que tu corazón sienta la presencia secreta de lo inefable!
Que tus pensamientos y tus amores, tu vivir y tu pasar por la vida, sean siempre bendecidos por aquel amor que ama sin nombre. Aquel amor que no se explica, sólo se siente.
Que ese amor sea tu arrullo secreto, viajando eternamente en el centro de tu ser.
Que el sendero se despliegue ante ti.
Que el viento sople blandamente a tu espalda.
Que el sol brille tibio y suave en tu cara.
Que respondas a la llamada de tu Don y encuentres el coraje para seguirlo en el camino.
Que el ardor del corazón mantenga tu presencia flamante y que la ansiedad jamás te ronde.
Que tu dignidad exterior refleje una dignidad interior del alma.
Que seas consolado en la simetría secreta de tu alma.
Que sientas cada día como una dádiva sagrada tejida en torno a la médula del asombro.
Que la lluvia caiga mansamente en tus campos…
Y, hasta que nos encontremos de nuevo… Que nuestro Dios te guarde en la palma de Sus manos.
Que te despiertes para el misterio de estar aquí y comprendas la silenciosa inmensidad de tu presencia.
Que tengas alegría y paz en el templo de tus sentidos.
Que recibas muchos ánimos cuando nuevas fronteras se presentan.
Que este amor transforme tus dramas en luz, tu tristeza en celebración, y tus pasos cansados en alegres pasos de danza renovadora.
Que jamás, en tiempo alguno, te olvides de la Presencia que está en ti y en todos los seres.
¡Que tu vivir sea pleno de Paz y Luz!”



domingo, 30 de diciembre de 2018

El Amor la Fuerza más poderosa

EL AMOR
A finales de los años 80, Lieserl, la hija del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas por Einstein a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte.
Esta es una de ellas:
 A Lieserl Einstein
"Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo.
Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.
Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor.
Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!"

Tu padre
Albert Einstein

LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN




"Aunque los campos de la religión y de la ciencia están en sí mismos claramente diferenciados, existen entre ambos relaciones y dependencias mutuas. Aunque la religión pueda ser la que determina el objetivo, sabe, sin embargo, por la ciencia, en el sentido más amplio, qué medios contribuirán al logro de los objetivos marcados. Pero la ciencia sólo pueden crearla los que están profundamente imbuidos de un deseo profundo de alcanzar la verdad y de comprender las cosas. Y este sentimiento brota, precisamente de la esfera de la religión. También pertenece a ella la fe en la posibilidad de que las normas válidas para el mundo de la existencia sean racionales, es decir, comprensibles por medio de la razón. No puedo imaginar que haya un verdadero científico sin esta fe profunda. La situación puede expresarse con una imagen: LA CIENCIA SIN RELIGIÓN ESTÁ COJA, LA RELIGIÓN SIN CIENCIA, CIEGA".


Justificar a ambos lados

Albert Einstein
Fragmentos MIS IDEAS Y OPINIONES

viernes, 21 de diciembre de 2018

¿Volvemos a vivir?


Este tema es fundamental para todos nosotros, porque es uno de los temas que abarca la Filosofía, o sea, la búsqueda de la Sabiduría.

Hoy, en nuestra actual civilización, existe un gran desarrollo de la ciencia y en especial de la técnica. Los medios mecánicos que poseemos nos permiten trasladarnos velozmente de un lugar a otro; nos permiten comunicarnos; nos permiten estar en contacto los unos con los otros. Pero estos medios mecánicos, y esta alienación científica en el sentido materialista y práctico, nos han despojado de la iniciativa para poder entender y comprender los fenómenos inexorables de la Naturaleza.


Sin embargo, ha habido otras épocas y otros tiempos; ha habido otros hombres y otros pueblos que tuvieron más tiempo o más predisposición, o más gusto por estas cosas. Pero hoy, acerca de los problemas fundamentales del hombre, estamos tanto o más ignorantes que el hombre que pintaba en las cuevas de Altamira.


Por eso, nosotros nos seguimos haciendo una pregunta vieja que surge de labios nuevos: ¿qué pasa con nosotros?, ¿qué pasa con nuestra vida?; ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?...


Las distintas religiones de los distintos tiempos, han tratado de solucionar este problema. Le han dado al hombre, a través de símbolos -como bien dice el mismo Jesús en el Nuevo Testamento- una serie de verdades.


Pero es obvio de que en nuestra alienación actual y práctica, en nuestro mundo cotidiano, nuestra conciencia está adormecida para los problemas simbólicos. Tan sólo unas preguntas nos gritan desde adentro: ¿Es que se diluye todo cuando morimos? ¿Es que nuestra conciencia se pierde en la nada? ¿Es que vamos a algún lugar de prueba? ¿Es que existe un Infierno? ¿Es que existe un Cielo? ¿Es que volvemos de nuevo a este mundo?


Ante ésto, quiero tocar esta teoría sobre la posibilidad de que retornemos a este mundo. Es una posibilidad filosófica que, por cierto, no es una idea nueva.


Todas las antiguas culturas y civilizaciones, hasta donde nosotros conocemos, tuvieron a su disposición mecanismos de conocimiento que vieron esta posibilidad de la reencarnación como cosa fáctica.


Tomemos algunos ejemplos. En América, entre los Aztecas, existía la creencia de que el alma volvía de nuevo a este mundo. Decían que los hombres que morían, pero que estaban muy aferrados a la tierra, quedaban presos del encanto de la tierra.


Pero sostenían que, las almas que se habían liberado del mundo, las que ya no tenían apegos en el mundo, las que creían que había "algo más", y más lejano, iban a lo que hoy llamaríamos la fotósfera del sol, es decir, que iban a vivir en la Luz, como colibríes bajo la forma de Huitzilopochtli.





Los antiguos egipcios creían también que los hombres podían reencarnar. Todo hombre cuando moría tenía una prueba que transcurría en el "Aduat". El Aduat, suerte de purgatorio, era un lugar donde se pesaba el corazón del difunto en una balanza, y se le hacía una serie de preguntas a las que debía contestar. Aquellos que eran suficientemente sutiles podían llegar al Amen-Ti, o sea, la Tierra de Amón, el lugar mágico dónde cada uno encontraba lo que quería encontrar. El lugar maravilloso donde los lotos no se cierran jamás; donde las barcas no se hunden; donde los besos no se traicionan; donde los alimentos no se corrompen; donde las palabras no se pierden; donde todos los hombres tienen el don de lenguas y se entienden... Pero aquellos que, careciendo de esta fuerza espiritual, quedaban presos en las ansias de volver a la tierra, no podían pasar el Aduat y tenían que regresar otra vez a las experiencias terrestres.


Lo mismo nos indican los chinos, los griegos, los romanos. Incluso los primitivos cristianos, hasta el Concilio de Trento, van a tener en algunas de sus líneas de conocimiento, la afirmación de que los hombres vuelven a la tierra, e incluso de que Jesus-Cristo era una suerte de reencarnación de uno de los profetas anteriores. Vemos pues, que este argumento se pasea por toda la Historia.


Es tal vez en la India donde podamos captar y adquirir los conocimientos más precisos, hoy en día, sobre este tema de la Reencarnación .


Los hindúes, dentro de sus distintas religiones o sectas, han llegado a afirmar que en el mundo todas las cosas reencarnan, todas las cosas vuelven a vivir.


Contrariamente a lo que se cree, los hindúes hicieron filosofía e hicieron dialéctica antes que los griegos, y habían tratado de demostrar, no solamente mediante la fe, sino también mediante el razonamiento, de que el hombre podía volver a vivir. Decían que todas  las cosas son cíclicas. Hablaban de grandes períodos de tiempo activo que llamaban Manvántaras, y de otros ciclos de sueño o Pralayas. Consideraban que esa actividad -que atribuían a la expiración y a la inspiración de Brahma, o sea, al respirar de la Deidad- existía también en todas las cosas, del mismo modo en que nosotros estamos despiertos unas horas al día y dormidos estamos otras horas.


Miles de años ha, ellos habían ya descubierto las leyes de Lavoisier: "En la Naturaleza nada se pierde, todo se transforma". Habían notado el recorrer cíclico de las Estrellas y la forma repetida en que el Sol nos alumbra cada mañana. De esto dedujeron que todas las cosas eran cíclicas; que todas las cosas eran, en parte irrepetibles, y en parte se repetían y volvían a ser.


La continuidad y la eternidad no serían para el pensamiento hindú, un estatismo o la permanencia de una cosa, sino que serían más bien el devenir contínuo de las cosas.


El concepto de "duración" y de "eternidad" no estaría en la permanencia objetiva de algo, sino en la permanencia de un cambio constante cuya finalidad es misteriosa; en la utilización de un impulso interior espiritual que mueve a todas las cosas hacia su fin ultérrimo.


Este Impulso va encadenando una secuencia de fenómenos. Los hindúes nos hablan de la Ley del Karma: la Ley de Causa y Efecto. Toda cosa, todo lo que pasa es efecto de lo que pasó antes y causa de lo que va a pasar después. Ninguna cosa, ninguna palabra, ninguna actitud, ninguna criatura, ningún mundo, ningún estado es sólo y único en el Universo, sino que es fruto de lo que pasó, y germen de lo que va a pasar.


Esta ley de acción y reacción estaba encuadrada en una direccionalidad cósmica, en una Ley; es decir que las cosas existen y se mueven por algo. Y ésta es otra pregunta que nos hacemos todos: ¿por qué pasa todo lo que pasa? Ante la incomprensión de ciertas aparentes injusticias, el hombre cae entonces en una forma de ateísmo, porque se pregunta: ¿Dios es justo? ¿Dios es bueno? Si Dios es justo y bueno, ¿por qué hay hombres que nacen en cuna de oro, mientras que otros nacen en una pocilga? ¿Qué clase de Dios injusto es el que hace nacer un niño enfermo o ciego, y en cambio le da a otros todas las posibilidades?


Esta es una vieja pregunta. De ahí que los filósofos y metafísicos hindúes creían que existía un "camino" al que llamaban Sadhana, y una Ley que llamaban Dharma. Una Ley Universal que hacía que todas las cosas fuesen a alguna parte con un fin predeterminado.


Los hindúes creían entonces en la reencarnación de las almas. Pero no en una reencarnación de manera simplista, según la cual un hombre se muere, está un tiempo en un mundo sutil, y vuelve de nuevo. Porque si fuese tan fácil, todos recordaríamos lo que fuimos de una manera clara.


Para poder entender el pensamiento hindú, hace falta recordar que ellos pensaban que el hombre no es uniforme, sino que estaba constituido por siete vehículos diferentes. Algunos de estos vehículos eran los que reencarnaban y otros no reencarnaban.

Afirman sus viejos libros que el hombre está constituido de siete envolturas en diferente estado de vibración. Partiendo de abajo hacia arriba, tendríamos en nosotros algo que es común con las piedras, que es común con todas las cosas que nos rodean: es el cuerpo físico, o Stula Sharira, aquello que tiene densidad. Más allá -y al decir más allá me refiero a otra dimensión- estaría el Prana Sharira, o sea, el cuerpo vital o de energía; lo que diferencia a un hombre vivo de un hombre muerto o que acabase de morir.

El tercer vehículo partiendo de abajo, es el Linga Sharira, que normalmente en esoterismo occidental es llamado "el doble" o el doble psíquico. Es lo que tenemos en común con los animales; mientras que el Prana Sharira es lo que tenemos en común con los vegetales, y el Stula Sharira con los minerales.


En la constitución del hombre se establece toda una relación con la constitución de la Naturaleza: la parte física con los minerales, la parte energética con los vegetales, la parte psíquico-animal con los animales: ahí radican nuestras pasiones, nuestros sueños, nuestras fantasías.


Luego existe un Kama-Manas, es decir una "mente de deseos", una mente egoísta que teme, se asusta y tiembla cuando advierte que le va a pasar algo.


Más allá de la anterior está el Manas o mente superior. Esta mente es serena, constante. Luego viene el vehículo llamado Budhi que es la intuición inteligente, sin pensamiento distorsionador; y por último, Atma, la Voluntad Pura que refleja la Deidad en el hombre.


Los cuatro primeros cuerpos o vehículos mencionados serían para los hindúes, mortales y se desintegrarían con la muerte. La muerte sería, pues, un desgaste que comienza con el nacimiento. Desde que nace hasta que muere, el hombre va muriendo poco a poco, hasta que al fin le llega el colapso final, en el que perdería la parte física, la parte energética, la parte psicológica y la parte mental-egoísta.


Mas restan tres planos de conciencia más profundos: el Manas, el Budhi y el Atma que pueden servir de escala para remontar al cielo; existiría en el hombre una parte individual, que no se puede dividir y que es la que en base a los "Skandas", o sea , las causas de acción, el Karma acumulado.


Ahora podríamos entender el porqué nacemos a veces en cuna de oro, y otras veces en establo. Porque desde el punto de vista filosófico, no siempre se aprende más cuando se nace en cuna de oro que cuando se nace en un establo.


Un hombre puede nacer de una manera u otra y siempre puede extraer una experiencia. Pero esa experiencia es limitada, porque si nace en una familia de campesinos, ese hombre tendrá la experiencia del campesino, pero le faltará la del artista, del militar, del político, del poeta.


De ahí que esa parte carente de experiencias, vuelva a la tierra a ocupar los cuerpos de los niños que nacen; vuelva por nuevas experiencias, nuevos encuentros, nuevas vibraciones biológicas.


Lo que reencarna no es todo el hombre, sino una parte, la parte superior o espiritual que generalmente, está poco desarrollada. Nuestro tiempo está dedicado a los problemas materiales y no al desarrollo del Yo Superior...


De tal suerte, las leyes que rigen el Destino, según los hindúes, hacen que solamente la parte superior sea la que reencarna. Pero de la parte superior tenemos muy poca conciencia. Ya lo dijo Platón, quién también explicó la reencarnación; él habla de las Aguas del Leteo, del río que hace que nos invada el olvido. Cuando se beben esas aguas el hombre vuelve a renacer sin recordar prácticamente nada; a veces se renace con una chispa de recuerdo, pero no con algo inteligente y ordenado.


Platón -con ese típico sarcasmo de los griegos- dice que los más apasionados se tiran a las aguas del Leteo y beben con las dos manos, quedando luego completamente dormidos; y que en cambio los prudentes son los que toman poco y luego pueden recordar algo.


En el "Mito de Er", Platón desarrolla esto y lo explica perfectamente. Recordemos cuando hace que le pregunten a Sócrates: "¿De dónde nacen los vivos?, y él conteste preguntando a su vez: ¿De dónde nacen los muertos? Los muertos nacen de los vivos, y los vivos de los muertos.


Para Platón, Sócrates y toda la línea del pensamiento filosófico griego, había también un ciclo inexorable en donde una misma humanidad iba reponiendo energías, tomando de nuevo contacto con el mundo y realizando nuevas experiencias.


¿Es esto cierto o no lo es? Eso no es fácil de contestar; simplemente exponemos esta forma de pensamiento para que cada cual tenga su propia vivencia.


Todos sabemos de que estamos en un mundo regido por la propaganda. La Filosofía precisamente, y nuestra posición acropolitana dentro de la Filosofía, propone un encuentro interior para pensar por sí mismo.


Es preferible equivocarse por sí mismos, antes de ser llevados hacia una forma de verdad que nunca comprenderemos; que nunca nos permitirá tener una individualidad desarrollada. De ahí que preguntemos sin esperar respuesta: ¿Es que volvemos a vivir? ¿Es que realmente reencarnamos?


A parte de lo que dijeron los hindúes, pensemos aplicando el sentido común, -el menos común de los sentidos-: si entrase alguien por primera vez aparentemente en el recinto donde nosotros estamos presentes, y conociese perfectamente la disposición de los muebles y lo que contienen, ¿qué diríamos? Es obvio que diríamos que antes ya estuvo alguna vez en él, porque si no, no lo sabría.


¿Cómo explicar la facilidad de algunos niños que, por ejemplo, han manejado instrumentos musicales, a los cuatro o cinco años de edad; o la facilidad de algunos escultores que esculpen naturalmente sin enseñanza previa?


Hay teorías modernas que intentan explicar esto con la argumentación de un inconsciente colectivo, de que a través de la ascendencia fisiológica nos llegarían potencias anteriores. Pero obviamente esto es menos científico que pensar que el hombre tiene esa posibilidad porque ya la tuvo otra vez. Por ejemplo, si alguien, como pasó en Italia con un campesino, comienza a hablar griego perfectamente, es porque recuerda algo. Y si además se refiere a hechos históricos concretos que nunca ha presenciado, es porque recuerda algo.

En todos nosotros existe como una pre-experiencia individual, que a veces se manifiesta como una sensación difusa, imprecisa. Simpatías, antipatías, angustias y sobrecogimientos que no tienen explicación lógica...

Así, si no es cierto, es por lo menos posible que hayamos vivido otra vez. Y, ¿dónde pudimos haber vivido? ¿En otro mundo o en este?


Si estamos preparados para sobrevivir en este mundo, es que podemos volver a vivir en este mundo.


Se dice que lo que anula la teoría de la reencarnación es el crecimiento demográfico. Porque si en la antigüedad se calculaba una población mundial menor a 50 millones de personas, y hoy hay 4000 millones de personas, ¿qué ocurre? Es que hay una fábrica de almas? Esta es una buena pregunta. Pero nos responden los mismos antiguos el número de almas es fijo. Este número fijo de almas, al haber una gran población física en la tierra, tiene poco período celeste, por lo que las almas son más "materiales", y tiende a propagarse el materialismo en el mundo. Cosa que coincidiría con lo que está pasando hoy, en que los niños ya no guardan la inocencia de otros tiempos.


¿Será cierto lo que decían los antiguos hindúes, de que cuando hay grandes masas de población, las almas reencarnan muy seguidamente, teniendo poco tiempo para lavarse, purificarse?


¿Y que cuando en el mundo hay poca población, las almas tienen una larga vida celeste, y entonces es cuando nacen los grandes místicos, los grandes filósofos; y los niños hasta una edad avanzada siguen creyendo en cuentos de hadas y de gnomos?


Esta simple concepción metafísica cambia todos nuestros conceptos: los conceptos científicos, económicos, políticos, sociales, de relación de los pueblos; y nos torna mejores, más generosos. Entendemos que el mendigo que vemos en la esquina de una calle, está pasando una experiencia que nosotros a lo mejor ya hemos pasado, o pasaremos; y que tenemos que ayudarle, pero no ayudarle porque queda bien, sino porque es nuestro hermano y compañero de ruta. Porque todos juntos estamos viviendo un camino difícil, espinoso, con subidas y bajadas. Y en este camino tenemos que permanecer todos con esa conciencia de unidad.


Todas estas cosas han estado en el seno de todas las religiones; no están en oposición con ninguna religión, puesto que fueron enseñadas de alguna manera por todos los Maestros.

Jesús mismo dijo: "Es necesario renacer". Lo que se puede interpretar de varias y profundas maneras.

Estas cosas existen aún en la mente de cualquiera que tenga un sentido científico de la vida, o un sentido positivo. Porque lo que acabamos de expresar es científico y es posible desde el punto de vista positivo.


Es necesario hacer una reflexión sobre estas consideraciones que nos atañen a todos; sobre el saber si vamos a volver a vivir.


Yo creo que no volvemos a vivir. Yo creo que continuamos viviendo. Creo que decir, "volvemos a vivir", sería como pensar que morimos en algún instante. Yo no creo en la muerte. La muerte no existe; es un fantasma inventado para asustarnos. Nada muere. Todo se transforma. Todo cambia. No podemos decir que volvemos a vivir, sí podemos decir que continuamos viviendo, que continuamos viviendo en éste o en otro mundo.


Tengamos en cuenta que la piedad de Dios de alguna forma nos alcanza a todos. Ved de qué manera inteligente hace Dios que las mieses y las semillas de los árboles caigan alejadas de los mismos para que reciban Sol. Ved de qué manera hace que las mariposas se posen y parezcan cabezas de búhos para que los pájaros se espanten. Ved de qué manera vuelve verde al pequeño gusano para que no lo veamos entre las plantas y de qué manera pone ojos luminosos a los peces de la profundidad de los mares. Esa misma Ley, Dios o como le queráis llamar, es lo que nos va a llevar en la Vida y en la Muerte. ¿Cuánto nos costó nacer? Tanto como nos costó nacer, nos costará morir.

Dios esté con vosotros.

JORGE ANGEL LIVRAGA-1976-fragmentos conferencia

Patologías sociales de la melancolía

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Patologías sociales de la melancolía

Nuestra sociedad moderna ha rechazado la introspección y el trabajo sobre los fundamentos que conducen a la identidad. Es por ello que se ha vuelto melancólica y suicidaria, porque esta melancolía no está canalizada. Porque la melancolía es también un modo de expresión de la rebelión del pensamiento y la manifestación la más extrema de un deseo de aniquilamiento de sí, ligado a la pérdida de un ideal y de toda esperanza. Este sentido absurdo ha sido reforzado por el pensamiento nihilista y los filósofos existencialistas.

La locura de la autodestrucción es el otro aspecto de la melancolía. Así es como se llega a nuevos oscurantismos por esta depresión debido a una falta de ideal y a la incapacidad de aceptar la muerte de los dioses y la muerte de los hombres. Al matar al dios espiritual de su conciencia, el modernismo ha matado al hombre y no a dios. Cuando Nietzsche dijo: "Dios ha muerto", los europeos pensaron liberarse pero se volvieron esclavos de la pequeñez.

Si creemos que no hay nada, lo absurdo de la vida se vuelve terrible e insoportable. En consecuencia, se van a desarrollar sociedades o situaciones en las cuales uno se escapa, porque no se quiere ver lo que sucede, y se vuelve hipócrita e indiferente. En lugar de crear bienes metafísicos, valores, se crea un no sentido. Es así que vemos aparecer un arte desencantado, lleno de demonios personales en el cual el corazón no está más. Todo se vuelve negativo y las aspiraciones más profundas son reprimidas y sólo subsisten los deseos pueriles. Incluso la esperanza parece haber sido expulsada de la caja de Pandora.

Actualmente la melancolía se sana con la píldora de la felicidad, el Prozac ya que no hay más filosofía de la felicidad. La traducción de esta visión de la sociedad nos puede conducir a un suicidio colectivo. Todo el mundo quiere escaparse pero no hay ningún lugar adonde ir. Se abandona la búsqueda de lo desconocido y del misterio.

Nuestra sociedad es una sociedad de lo efímero. No ha afrontado con discernimiento la prueba del tiempo. Juega a la aceleración, a la huida hacia adelante, el apego a la juventud, el desarraigo, en total combate con el tiempo. Es una sociedad que no ha aceptado la muerte.

Conclusión

La melancolía está cosida con dos hilos que se entrecruzan, el de la locura y el del genio. Considerarla como locura es erradicarla de sí mismo, como un cuerpo extranjero que se combate o se excluye fuera de uno. Es la satanización de Saturno, convertido en el enemigo, el diablo, la fuerza de separación, que dará en la Edad Media los vicios y en los tiempos modernos, el spleen romántico la camisa de fuerza para los locos.

La fibra del genio hace de este humor melancólico, como hijo de Saturno, una fuente de imaginación creadora y de reflexión filosófica, de visión y de fuerza de acción capaz de transformar la historia y el hombre, con su capacidad de asumir la tristeza de la imperfección y de la impermanencia del mundo de las apariencias y hacer el duelo de todo apego trabajando en cada momento en la búsqueda de una perfección constante, para encarnar progresivamente la estrella del ideal en la materia.

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Tomar la melancolía con filosofía

"Filosofar es aprender a morir" decía Platón. La Filosofía a la manera clásica permite vencer los estados de tristeza relacionados con la desilusión y permite vivir el proceso de transformación alquímica que permitirá el nacimiento del ser. Es a través de la melancolía que será posible la expresión de la felicidad, no la que se obtiene artificialmente por el tener y las posesiones materiales, o por la dependencia del entorno, sino la de poseerse a sí mismo, que es el bien que nadie puede retirarnos. La melancolía nos hace descubrir los tesoros de nuestra creatividad y nos enseña a ver el mundo de otra manera. Permite hacer de toda acción un arte, siendo el arte supremo, el arte de vivir.

"Una nueva visión y utopía que incluyese la melancolía o el trabajo de duelo, como paradoja sería un nuevo proyecto histórico revolucionario". Así dice Jean Clair y estamos de acuerdo con ello. Para eso sería necesario que la melancolía alquimista o generosa pueda florecer de nuevo gracias a un nuevo Renacimiento.


Fernando Schwarz
Dr. I. Instituto Hermes
fragmentos de LAS TRADICIONES DE LA MELANCOLIA EN OCCIDENTE

martes, 18 de diciembre de 2018

SANAR LA HERIDA

"El miedo en sí no es el problema.
Es nuestra falta de conciencia y aceptación de ese miedo
 lo que nos causa problemas.
Saboteamos nuestra creatividad, 
nuestra autoestima y nuestras relaciones 
porque escondido en nuestro inconsciente, 
hay un niño que ha perdido la confianza en sí mismo 
y en los demás."


Krishnananda

Repasa todas las fuentes de privación, todas las formas en que tú sentiste que no conseguías  lo que necesitabas y deseabas. Siéntelas y siente cómo te afectan. Quédate un poco tiempo con cada fuente principal de privación, siéntela y observa lo que pasa dentro de ti.

Observa bien todas las formas en que puedas haber sido privado, descuidado, incomprendido, ignorado, abusado, rechazado, presionado, manipulado, rebajado o juzgado. Observa y siente. Esta es tu historia de privación. Esto es lo que tienes que repetir, sentir y traer a la luz. Deja que esos sentimientos se mantengan allí, dales espacio, permítete sentir el dolor y la pérdida, suéltate y entra tal vez en tu espacio de aceptación de cómo son las cosas, sintiendo la energía en tu corazón y la expansión que se produce cuando sueltas, cuando aceptas, cuando permites que las cosas sean como son.

Tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos con la mayor sensibilidad y paciencia.

Puede comenzar cuando empezamos a aceptar que, a menos que descubramos las raíces profundas de nuestros comportamientos, no seremos capaces de cambiar nada.

Nuestra alma y el alma de nuestra sociedad están enfermas. elegimos la distracción, saboteamos nuestra salud y nuestra energía con adicciones, porque hemos perdido el enfoque espiritual y, lo que es más, hemos perdido la confianza en el proceso espiritual. Tenemos que sanar esa herida del alma.

Estar absorbidos en nuestro proceso de trabajo interior es tal vez la cosa más nutritiva que podemos hacer por nosotros mismos.

Tenemos que aprender a tensar nuestro propio arco. Demasiado suelto tenemos tendencia a ser indulgentes con nosotros mismos y descuidados... Demasiado tenso: somos demasiado disciplinados y serios. Investigarnos sin presión ni juicio. Mantenerse presente y penetrar en los sentimientos en lugar de evitarlos. Este es el momento en que las adicciones comienzan a desaparecer.

Seis puntos principales:
1) Crear una atmósfera sin juicio ni presión
2) Sanar a través de la comprensión y la aceptación
3) Crear espacio para sentir y validar nuestra vergüenza y nuestro shock
4) Crear una energía de compromiso y concentración
5) Escuchar el cuerpo y confiar en él
6) Volver a despertar nuestro conocimiento interno

Al final de nuestro viaje para salir del miedo, cuando abrazamos una vida de amor y meditación, llegamos al mayor reto de todos... Confiar en que la existencia nos proporcionará aquello que necesitamos. Soltar significa enfocar la atención al interior. En lugar de controlar el exterior, sentimos lo que se desencadena dentro. Ser consciente de lo que está sucediendo dentro.

Todos estamos en el camino hacia la curación...
 Cualidades que sanan directamente a nuestro niño interior:

1) Observación
2) Comprensión
3) Aceptación
4) Presencia
5) Centrarse
6) Paciencia y confianza


fragmentos DE LA CODEPENDENCIA A LA LIBERTAD
Krishnananda