Estos elementos químicos son la concreción de la presencia de espíritus benéficos o maléficos atraídos por el hombre mismo. Si los humanos, con sus debilidades, sus transgresiones, abren la puerta a las entidades tenebrosas, éstas entran en ellos y producen trastornos que los psicólogos, los psicoanalistas, bautizan con toda clase de nombres, pero que, en realidad, tienen un sólo y único origen: la presencia de indeseables, atraídos por nuestra manera defectuosa de vivir.
Omraam Mikhael Aivanhov
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