viernes, 13 de noviembre de 2020

CAPRICORNIO Y SU MISION

Vivir en presencia de Cristo. Una vez que El llena nuestra vida, vivimos en El, y El vive dentro de nosotros. Recuerdo que un día en que yo partía hacia un país extranjero mi padre me dijo: --Ahora tienes nueve años. Te diré una cosa que no deberás olvidar nunca: dondequiera que estés, trata de recordar que los ojos de Cristo te están observando. Aquellas palabras me impresionaron profundamente. Puedo decir que los mejores momentos de mi vida son aquellos en los que recuerdo a Cristo observándome. En presencia de esos ojos, atravesamos el conflicto y la transformación; recibimos coraje, persistencia, paciencia, pureza y esfuerzo. Vivir en Su Presencia exige gran cantidad de vigilancia, observación y poder de voluntad. Al pensar en El, creamos a su tiempo una línea de comunicación entre El y nosotros, y a menudo podemos conversar con El. Este es un hecho que podemos comprobar nosotros mismos. Todo el período de Capricornio deberá consagrarse a establecer tal contacto con El. 

Ayudar a Cristo y ayudar a los que ayudan a Cristo. Durante el período de Capricornio, resérvense de diez a quince minutos cada día para pensar en lo que puede hacerse por Cristo y por los que sirven a Cristo. El necesita nuestra energía, nuestro dinero, talento, tiempo, amor y dedicación. Su meta es la salvación del mundo. Le ayudamos cuando tratamos de traer al mundo más luz, amor y belleza. Le ayudamos cuando fortalecemos los corazones y las manos de los que sinceramente tratan de ayudar a la humanidad. Cristo no necesita nuestras palabras de glorificación, ni nuestros sermones. Lo que necesita es ver cómo se expresa nuestro amor por El al servir a la humanidad. Un gran Sabio dice: "Oh Señor, llevamos sobre nuestros hombros las piedras para construir tu templo". Las piedras son nuestras responsabilidades, nuestros deberes, obligaciones, amor y sacrificio. 

Debemos llevar estas pesadas piedras en nuestros hombros para construir el Templo del futuro, de una sola humanidad, en el que se glorifique la unidad de Dios; un Templo en el que se sienta la presencia de Dios. El Templo es la humanidad consciente de Dios. 

 Construir un centro de difusión de Su energía curativa. Este centro lo construirán las personas kármicamente puras y las que están en el camino hacia la Jerarquía. Este centro tiene siete departamentos de los siete rayos. En cada departamento proseguirá una gran investigación para la curación de la humanidad: física, emocional y mentalmente. Por ejemplo, el departamento del primer rayo investigará la curación de las heridas políticas en muchos sectores del cuerpo de la humanidad. El departamento del segundo rayo investigará todos los modos y medios de curar los tres vehículos de la humanidad a través de la psicología y la educación. El departamento del tercer rayo indagará en el método de curar las brechas de comunicación entre los tres cuerpos de la humanidad y en el mundo en conjunto. El departamento artístico descubrirá nuevos modos de curar a través del color, del sonido, del movimiento, etc. El departamento del quinto rayo estudiará hierbas y flores, la influencia de los cantos de las aves, la calidad curativa del agua y de las fragancias, junto con la investigación psiquiátrica y médica. El departamento del sexto rayo tratará de curar las grietas y heridas religiosas en la naturaleza psicológica de la humanidad, y así tratará de construir mejores condiciones físicas y mentales. El departamento del séptimo rayo intentará curar las heridas económicas del cuerpo de la humanidad, y de curar las causas emocionales y mentales de las condiciones económicas. Tendrá un centro de iniciaciones en el que personas calificadas crecerán a través de un proceso de sublimación, transformación y transfiguración. Tales centros se esparcirán por todo el mundo; no serán centros religiosos sino centros espirituales en los que deberá generarse la Divinidad esencial del ser humano. 

Fragmentos de TORKOM SARAYDARIAN

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