jueves, 26 de noviembre de 2020

LA DEPRESIÓN Y LA NIGREDO en la alquimia



La depresión es de hecho una etapa de tránsito, entre una fase de la vida que tiene que terminar y la siguiente que debe nacer después de la “muerte" o sea de la transformación de la personalidad. 

En alquimia, la oscuridad y la desintegración que preceden y rodean la imagen de la calavera o “cabeza de muerto”, reciben el nombre de nigredo. Esta etapa del proceso alquímico refleja la desintegración de la antigua sustancia en sus componentes esenciales. Nigredo significa simplemente “ennegrecimiento”. Sin nigredo no hay posibilidad de que la antigua sustancia baja se transforme, ya que antes debe ser despojada, depurada y reducida a su esencia, cosa que no se puede lograr sin "muerte". Sin nigredo no hay posibilidad de que crezca nada nuevo. Cuando la persona se despoja de la máscara, lo que queda es la calavera, el capuz mortuum. 

El nigredo de la alquimia es una imagen de una fase en particular del proceso alquímico, que realmente es, en su totalidad, una descripción de la evolución y la transformación psicológicas. El nigredo es necesaria, y debe preceder a las etapas más avanzadas del proceso. Refleja el problema de verse sumergido en la vivencia de la mortalidad y en el oscuro mundo de la sombra. Es frecuente que, cuando el que lo experimenta es un adulto, el nigredo sea una especie de regresión a la niñez, en la que el yo maduro se desintegra y todos los sentimientos infantiles, oscuros y primitivos vuelven tumultuosamente a la superficie. La palabra “sombra” cubre una experiencia: la propia debilidad, la inferioridad, la maldad, todo lo que hay en nosotros de oscuro, deforme y primitivo. 

Sin la nigredo, no se puede hacer oro, no se puede  liberar la esencia divina encerrada en la materia baja. Es decir, en ciertas experiencias depresivas, es posible ver el comienzo de algo muy importante. Es el verdadero fin de la infancia, el enfrentamiento con el propio ser esencial y con los propios límites. Es la primera etapa de un proceso. Si uno huye de ese algo, habrá bloqueado el proceso de crecimiento, que depende de la comprensión y la integración de ese estado, y entonces, naturalmente, la depresión retornará, una y otra vez. Hasta que seamos capaces de realizar la transformación, y pasar del grado de oscuridad en el que estamos sumergidos, a otro de mayor luz integrada conscientemente y gracias a la cual hemos elevado nuestro nivel de conciencia o comprensión de la realidad externa y interna. 


Decía el profesor Livraga: “Valor y Luz son la misma cosa” y ciertamente a más Valor, a mayor capacidad de llamar a las cosas por su nombre, de reconocer nuestros miedos, pasiones, traumas e ilusiones múltiples, mayor será la capacidad de integrar la luz de nuestra conciencia al presente y salir renovados, fortalecidos y con un grado mayor de conocimiento de nosotros mismos y de la vida en general. 

En la Mitología, ese lenguaje simbólico que refleja en su clave psicológica las luchas internas del alma humana, lo vemos relatado magistralmente, a través de las aventuras y pruebas que tiene que sortear el héroe. Es el hombre que tiene el suficiente coraje para enfrentarse a sí mismo, para ver de cara sus monstruos, sus miedos, sin proyectarlos sobre los demás en actitud de huida ante la verdad que no es capaz de reconocer. El héroe lo es precisamente, porque se ve a sí mismo tal cual es, sin velos, máscaras ni disfraces, (los monstruos que tiene que enfrentar) y su capacidad de lucha,nos está hablando de la fuerza interior aplicada sobre sí mismo en el proceso de transformación de su personalidad. La victoria conseguida será el resultado de este proceso de lucha interna y transmutación de los defectos con los que partimos, por virtudes conquistadas a base de esfuerzo, perseverancia y confianza en sí mismo, de Valor aplicado cotidianamente a la acción diaria 


En el estado de la “nigredo” o la depresión, lo peor que podemos hacer es quedarnos hipnotizados por nuestras propias sombras, dando vueltas y vueltas alrededor de nuestro dolor y tristezas. Hay que tomar la decisión de vivir, de renacer, y mantenernos bien ocupados, con un proyecto interno y externo suficientemente atractivo, como para que nos motive a sacar fuerzas donde parece que no existen. El primero y más importante en una situación extrema como ésta, es educir de nuestro corazón el suficiente coraje como para decidirnos a conquistarnos a nosotros mismos, a vencernos. Alcanzar la victoria sobre nosotros mismos, sobre la tristeza debilitante que nos va “hundiendo”, será en este estado del alma algo fundamental. Y el mejor signo de ella, será la alegría que iremos recuperando día a día, en la medida que nos lo propongamos, que lo practiquemos, que nos detengamos y centremos en las cosas buenas de la vida, aquellas cosas que cada cual ama, por más simples que parezcan, que dan serenidad y paz al alma atormentada y que la van curando. De esta etapa difícil, podremos extraer tanto “oro”, como Amor seamos capaces de sentir de nuevo en nuestro corazón, haciéndolo extensible a todos los seres que nos rodean. El sufrimiento experimentado se transforma así en compasión, en comprensión, en optimismo, en alegría, en renovación, en humanidad y profundidad. Es el “oro” del espíritu conquistado con tesón, con valor,  que sólo él es capaz de trasformar con su poder y su luz cuando está presente.

Decían los Estoicos, esos filósofos que tanto admiro, “Todo es para Bien”, ciertamente esto es algo también que aprendemos de verdad, una vez que atravesamos victoriosos estas etapas oscuras, difíciles, peligrosas, pero necesarias para llegar a una etapa mucho mejor que la antigua. Cuentan los mitos que "el tesoro" está custodiado y protegido por "el dragón" que guarda la cueva, y que habrá que vencer para poder conseguirlo. 

Siempre hay algo mejor más allá de la oscuridad que nos envuelve en un momento dado, pero hay que avanzar, avanzar con valor y tesón, con fe en la luz que sabemos que existe, más allá del túnel oscuro que durante un tiempo nos toca atravesar. Sólo así la LUZ CRECE Y CRECE en nuestro interior…trasmutando conscientemente, o dicho de otro modo, haciéndola nuestra un poco más, aquí y ahora, con Valor y coraje.
Mª D. Villegas
Madrid 27/6/04
fragmento de: LA BÚSQUEDA DEL FÉNIX
En preparación

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