"La felicidad de un grupo o la felicidad de un individuo no puede basarse jamás en la infelicidad de otro individuo, o la infelicidad de otro grupo.
No tenemos qué pensar en sistemas salvadores que puedan salvar o mejorar al conjunto. Esos sistemas, en general, han fracasado.
En el nombre de la libertad se ha llegado a quitar la libertad. En el nombre de la riqueza de los pueblos se ha llegado a empobrecerlos. En el nombre de la dignidad humana, generalmente el hombre carece de dignidad. En el nombre de todo lo bueno, hemos llegado a casi todo lo malo. Este es un camino cerrado, que no tiene salida, y sería bueno tomar otro camino completamente diferente.
Necesitamos una renovación total que parta del individuo de una manera pedagógica, reconstruyendo el individuo.
Platón dice que el individuo es la parte interior e indivisa de cada uno de nosotros, es la chispa de voluntad, el trozo, diríamos así, de realidad y de Dios que todos tenemos dentro.
No hay dos seres humanos iguales. No hay dos individuos iguales. Para Platón, el logro mayor sería hacer que la parte superior de ese individuo, la parte más noble de ese individuo, pudiese gobernar y ordenar las demás partes, para crear una armonía natural en todo su ser.
Para Platón, la sociedad es un conjunto de individuos que están armonizados momentáneamente por sus intereses. Cada una de esas personas tendría una facultad, tendría una facilidad, una habilidad por encima de todas las demás. Y Platón pone el ejemplo de aquel que fabrica zapatos, del que fabrica casas o el que ara la tierra. El que fabrica zapatos, si los fabrica tan sólo para él mismo, irá él bien calzado pero no así los demás, y el que cultiva la tierra, estará él bien alimentado y los demás no.
Pero en una sociedad empieza a haber un intercambio, se piensa en un interés común y no sólo en un interés personal. De ahí que el que fabrica zapatos, fabrique zapatos para todos, y lo mismo ocurre con el que confecciona ropa o el que construye casas, y así todos disponen de los mejores zapatos, las mejores ropas, las mejores viviendas y los mejores alimentos, cosa que no se lograría jamás si los individuos estuviesen simplemente uno junto al otro, pero cada cual en lo suyo. Para Platón esto es sociedad.
La sociedad, sin embargo, es un estado transitorio entre el individuo y el Estado. No es una etapa estable de las relaciones humanas, sino que sería algo momentáneo, para pasar a lo que Platón piensa que es la sublimación de las relaciones humanas: la construcción del Estado. Porque dice que, así como en lo material, algunos podemos hacer mejores zapatos que otros, podemos hacer ropas mejores, vehículos mejores o cualquier otra cosa, así también en la parte moral o en la parte espiritual, en aquello intangible y metafísico, algunos tendrían posibilidades que otros no tienen.
Habría alguien que podría ser más justo que los demás referente a las circunstancias que le rodean y a los casos que se le presenten. Y sería egoísta que ese hombre tan justo mantuviese esa justicia solo para sí, sería muy bueno que la sociedad aprovechase esa justicia en beneficio de todos. Y al aprovechar esa justicia en beneficio de todos, al no ser solamente un elemento autoconsultivo, sino que lo pudiesen consultar todos los miembros de la sociedad ese individuo se convertiría en juez, es decir que la sociedad le otorgaría la posibilidad de juzgar, en reconocimiento a su justicia.
Y de forma similar con todos los demás valores espirituales, como podría ser el sacerdocio. Aquel que estuviese más de Dios por su mística, por su naturaleza interior, el que estuviese más cerca de las cosas permanentes, podría hacer participar a todos los demás de esa especia de estado de gracia. Entonces él sería sacerdote para todos. Y lo mismo en todas las otras funciones de gobierno y conducción de la sociedad.
Una sociedad correctamente conducida, armónicamente dirigida por sus mejores hombres, por sus mejores componentes, por aquellos que están más cerca de la Realidad sería, para Platón, un Estado.
Muchos de nosotros hemos sido víctimas de esta especie de pseudo comunismo, para el cual todos los hombres tienen que tener el mismo criterio. Eso precisamente ha llevado a los enfrentamientos de toda índole que hoy existen en el mundo.
Las estructuras que hoy nosotros estamos viviendo pudieron ser útiles, pudieron ser válidas en un tiempo, pero hoy ya no lo son.
Este sistema no funciona, porque ni da trabajo a la gente ni abarata el consumo de los productos que la gente necesita. Como el viejo cuento del perro del hortelano, ni come ni deja comer.
La primera causa que yo encuentro para este fracaso es el propio individuo, que está desconcertado, que carece de conocimiento sobre sí mismo.
Cuando uno no conoce algo, no lo puede manejar, no lo puede conducir.El hombre que no sabe es como el hombre que no ve, se tropieza con todas las cosas.
Y al no conocerse comete errores, comete injusticias sin querer cometerlas, comete maldades sin querer cometerlas tampoco, es víctima de su propia ignorancia, y entra en desesperación, como una aeronave que cayese en picado, en una caída hacia la vejez y la muerte que le angustia, porque no tiene conocimiento de qué es lo que le pasa a su alrededor, ni qué le pasa a él, ni qué es nacer o qué es morir.
Para Platón, la sociedad es un conjunto de individuos que están armonizados momentáneamente por sus intereses. Cada una de esas personas tendría una facultad, tendría una facilidad, una habilidad por encima de todas las demás. Y Platón pone el ejemplo de aquel que fabrica zapatos, del que fabrica casas o el que ara la tierra. El que fabrica zapatos, si los fabrica tan sólo para él mismo, irá él bien calzado pero no así los demás, y el que cultiva la tierra, estará él bien alimentado y los demás no.
Pero en una sociedad empieza a haber un intercambio, se piensa en un interés común y no sólo en un interés personal. De ahí que el que fabrica zapatos, fabrique zapatos para todos, y lo mismo ocurre con el que confecciona ropa o el que construye casas, y así todos disponen de los mejores zapatos, las mejores ropas, las mejores viviendas y los mejores alimentos, cosa que no se lograría jamás si los individuos estuviesen simplemente uno junto al otro, pero cada cual en lo suyo. Para Platón esto es sociedad.
La sociedad, sin embargo, es un estado transitorio entre el individuo y el Estado. No es una etapa estable de las relaciones humanas, sino que sería algo momentáneo, para pasar a lo que Platón piensa que es la sublimación de las relaciones humanas: la construcción del Estado. Porque dice que, así como en lo material, algunos podemos hacer mejores zapatos que otros, podemos hacer ropas mejores, vehículos mejores o cualquier otra cosa, así también en la parte moral o en la parte espiritual, en aquello intangible y metafísico, algunos tendrían posibilidades que otros no tienen.
Habría alguien que podría ser más justo que los demás referente a las circunstancias que le rodean y a los casos que se le presenten. Y sería egoísta que ese hombre tan justo mantuviese esa justicia solo para sí, sería muy bueno que la sociedad aprovechase esa justicia en beneficio de todos. Y al aprovechar esa justicia en beneficio de todos, al no ser solamente un elemento autoconsultivo, sino que lo pudiesen consultar todos los miembros de la sociedad ese individuo se convertiría en juez, es decir que la sociedad le otorgaría la posibilidad de juzgar, en reconocimiento a su justicia.
Y de forma similar con todos los demás valores espirituales, como podría ser el sacerdocio. Aquel que estuviese más de Dios por su mística, por su naturaleza interior, el que estuviese más cerca de las cosas permanentes, podría hacer participar a todos los demás de esa especia de estado de gracia. Entonces él sería sacerdote para todos. Y lo mismo en todas las otras funciones de gobierno y conducción de la sociedad.
Una sociedad correctamente conducida, armónicamente dirigida por sus mejores hombres, por sus mejores componentes, por aquellos que están más cerca de la Realidad sería, para Platón, un Estado.
Muchos de nosotros hemos sido víctimas de esta especie de pseudo comunismo, para el cual todos los hombres tienen que tener el mismo criterio. Eso precisamente ha llevado a los enfrentamientos de toda índole que hoy existen en el mundo.
Las estructuras que hoy nosotros estamos viviendo pudieron ser útiles, pudieron ser válidas en un tiempo, pero hoy ya no lo son.
Este sistema no funciona, porque ni da trabajo a la gente ni abarata el consumo de los productos que la gente necesita. Como el viejo cuento del perro del hortelano, ni come ni deja comer.
La primera causa que yo encuentro para este fracaso es el propio individuo, que está desconcertado, que carece de conocimiento sobre sí mismo.
Cuando uno no conoce algo, no lo puede manejar, no lo puede conducir.El hombre que no sabe es como el hombre que no ve, se tropieza con todas las cosas.
Y al no conocerse comete errores, comete injusticias sin querer cometerlas, comete maldades sin querer cometerlas tampoco, es víctima de su propia ignorancia, y entra en desesperación, como una aeronave que cayese en picado, en una caída hacia la vejez y la muerte que le angustia, porque no tiene conocimiento de qué es lo que le pasa a su alrededor, ni qué le pasa a él, ni qué es nacer o qué es morir.
El individuo, en la actualidad, está completamente despojado de toda ayuda real. Me refiero a aquella ayuda espiritual y psicológica que nos puede permitir la felicidad.
Para hacer una sociedad no solamente nueva sino mejor, que pueda llegar al verdadero concepto de Estado, hacen falta nuevos individuos. Un nuevo hombre, una nueva mujer, con características completamente diferentes y superiores a las que hoy concebimos. Fundamentalmente un hombre que se conozca a sí mismo, un hombre que no tema a la vida ni a la muerte, que sepa básicamente cómo está constituido, no solamente por fuera, sino por dentro.
Eso le hará responsable de sus actos, porque cuando se equivoque, podrá el mismo retornar al buen camino... o no retornar, pero será un hombre verdaderamente responsable. No será un hombre irresponsable, no será un hombre arrastrado por las circunstancias, sino un hombre que sea eje de las cosas, un hombre que tenga voluntad, que no le importen las adversidades externas, sino que las pueda vencer.
Con relación a la sociedad necesitamos una renovación completa, la cual nos llevaría a un acercamiento real entre las fuentes de producción y las fuentes de consumo.
Hace falta volver al campo, sin por ello dejar la industria.
Todos comemos todos los días y hace falta asegurarse de que diariamente todos tengan comida, y que,además, todos puedan tener un libro y todos puedan tener un abrigo.
En algunos lugares de Europa hemos visto que se destruye la comida para controlar la producción alimenticia y que no bajen los precios, mientras al mismo tiempo un millón de personas mueren de hambre en el norte de África. ¿Ésta es la humanidad que hemos creado? ¿Es ésta una humanidad realmente religiosa, una humanidad realmente buena, realmente libre? No, de ninguna manera.
Esta es una humanidad egoísta, es una humanidad deformada, es una humanidad asesina, es una humanidad antropófaga, que se alimenta de otros hombres, que para tener felicidad en un sitio, crea muerte y destrucción en los otros lugares.
Hay que acabar con las eternas guerrillas que están desangrado al mundo. Y no solamente hay a nivel físico, también hay guerrillas y sabotajes económicos y psicológicos. Tenemos que superar todo esto.
Eso le hará responsable de sus actos, porque cuando se equivoque, podrá el mismo retornar al buen camino... o no retornar, pero será un hombre verdaderamente responsable. No será un hombre irresponsable, no será un hombre arrastrado por las circunstancias, sino un hombre que sea eje de las cosas, un hombre que tenga voluntad, que no le importen las adversidades externas, sino que las pueda vencer.
Con relación a la sociedad necesitamos una renovación completa, la cual nos llevaría a un acercamiento real entre las fuentes de producción y las fuentes de consumo.
Hace falta volver al campo, sin por ello dejar la industria.
Todos comemos todos los días y hace falta asegurarse de que diariamente todos tengan comida, y que,además, todos puedan tener un libro y todos puedan tener un abrigo.
En algunos lugares de Europa hemos visto que se destruye la comida para controlar la producción alimenticia y que no bajen los precios, mientras al mismo tiempo un millón de personas mueren de hambre en el norte de África. ¿Ésta es la humanidad que hemos creado? ¿Es ésta una humanidad realmente religiosa, una humanidad realmente buena, realmente libre? No, de ninguna manera.
Esta es una humanidad egoísta, es una humanidad deformada, es una humanidad asesina, es una humanidad antropófaga, que se alimenta de otros hombres, que para tener felicidad en un sitio, crea muerte y destrucción en los otros lugares.
Hay que acabar con las eternas guerrillas que están desangrado al mundo. Y no solamente hay a nivel físico, también hay guerrillas y sabotajes económicos y psicológicos. Tenemos que superar todo esto.
Nos parece normal que en nombre de la paz no haya centrales atómicas de energía, pero sí que en nombre de la paz estén montando enormes cantidades de cohetes con cabezas atómicas, ahora también en submarinos, y tal vez incluso en satélites artificiales que están dando vueltas sobre nuestras cabezas. Todo eso debe cambiar.
Como debe cambiar el concepto de clases sociales, que no son nada más que una forma de racismo; pero en lugar de ser un racismo basado en el color de la piel o en el lugar de nacimiento, es un racismo basado en elementos laborales o en elementos económicos. En una nueva sociedad que pueda llevar a un nuevo Estado no deben existir clases sociales; deben existir únicamente hombres y mujeres libres que no se enfrenten entre sí, sino que enfrenten la adversidad, que enfrenten el miedo, que enfrenten la miseria y que enfrenten la ignorancia. Estos son los verdaderos enemigos.
En este nuevo mundo, aquel que quiera comer, que quiera tener el derecho moral de comer y beber, debe trabajar, debe producir. De alguna manera todos debemos producir, si no, entramos en una inflación total, en la cual siempre gastamos más de lo que tenemos, y en la cual todos sufrimos de angustia.
Y así podremos arribar a un nuevo Estado, a un sistema de justicia, en donde los más sabios, en donde aquellos que estuviesen más cerca de Dios sean los que puedan beneficiarnos a todos.
Tenemos que cambiar las cosas de raíz, pero no el aire, no en el papel, sino en el corazón humano. No creo que se pueda cambiar con violencia, yo soy contrario a la violencia, creo que se pueden cambiar con educación, con el ejemplo, formando hombres y mujeres que puedan hacer una nueva sociedad. No es el tiempo aún de esa nueva humanidad, pero es el tiempo de dejar de hablar.
Vendrá ese tiempo, tal vez muchos de vosotros podáis vivirlo y en ese momento os daréis cuenta de que estábamos viviendo en una locura, que estábamos viviendo en un gran circo, lleno de fieras y payasos."
Jorge Angel Livraga - fragmentos -Conferencia- 1984
Necesidad de un nuevo individuo, sociedad y Estado
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