Pero el Hombre, como arquetipo cósmico, representa de alguna manera la potencialidad de fecundar la biosfera, controlada por el 4, con la vibración 5 que representa la Mente transformadora. Por lo tanto la Gran Obra del Hombre, en el sentido alquímico, es la de transformar la naturaleza de la Tierra impregnándola con el tipo de conciencia que vibra con el 5. Debe elevar su naturaleza biológica y psíquica al nivel de la Mente creadora. La imagen arquetípica del Hombre es la estrella de cinco puntas, el pentágrama. Cuando esta estrella apunta hacia lo alto, la mente humana alcanza el dominio donde espera la vibración 6, el dominio del ser espiritual y de una conciencia holista y unánime que incluye todo en la realización de la unidad divina o, deberíamos decir, de la totalidad y de la síntesis omninclusiva. Cuando por otra parte, la estrella de cinco puntas del Hombre apunta hacia abajo, ha tenido lugar la gran inversión y Sanat se ha convertido en Satán. En lugar de ser iluminada con la luz del espíritu unitivo (manas taijasi), la mente es dominada por la entropía de todos los procesos naturales en el seno de la biosfera, se ha descuartizado sobre la cruz de la materia, y el poder espiritualmente fecundo, latente en los chackras superiores, ha sido suplantado por las pasiones generatrices y luego degeneratrices enraizados en los centros inferiores.
fragmento de Dane Rudhyar
Nota personal: La Estrella de cinco puntas mirando hacia arriba es el símbolo de la Magia Blanca y de la Mente pura
Y la estrella de cinco puntas girada hacia un lado, o volcada hacia abajo es símbolo de la Magia negra
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