El aspecto luminoso de esta esencia produce vida, salud, dicha y divina paz; el aspecto tenebroso produce turbación, tristeza, enfermedad y muerte.
La Luz Astral no emite nada más que lo que ha recibido; que es el gran crisol terrestre en el cual las malas emanaciones de la tierra (morales y físicas) de que se nutre la Luz Astral, se han convertido todas ellas en su esencia más sutil y las devuelve intensificadas, convirtiéndose de este modo en causa de epidemias morales, psíquicas y físicas.
La humanidad misma es la que determina la inevitable acción y reacción en el Gran Agente mágico.
Karma-Némesis guarda a los buenos y vela sobre ellos en esta vida así como en las futuras, y castiga al malvado, por tanto tiempo, como tarde en desaparecer el efecto causado por la perturbación aun del más diminuto átomo en el mundo infinito de la Armonía.
Con nuestras propias manos trazamos diariamente las numerosas tortuosidades de nuestros destinos.
Karma-Némesis no es otra cosa que el efecto espiritual dinámico de causas producidas y de fuerzas puestas en actividad por nuestras propias acciones.
Se suceden alternativamente los nacimientos y las muertes cuya causa determinante es el apego a las cosas de la tierra y cuya causa eficiente es el karma o fuerza de acción moral en el universo de que deriva el mérito y demérito.
Únicamente del motivo depende que el ejercicio de una facultad sea maligna y negra magia o bien magia blanca y provechosa. Cuando en el actuante queda la mas leve huella de egoísmo, no es posible utilizar las energías espirituales porque la intención no es absolutamente sincera,
Las potencias y energías del espíritu sólo cederán al manejo de quien tenga perfectamente puro el corazón. Esto es magia divina.
Pero ¡ay! del egoísta que trate de educir facultades ocultas con el único fin de lograr beneficios materiales y satisfacer venganzas o ambiciones. La separación del Yo superior de los principios inferiores, y el apartamiento de Buddhi-Manas de la personalidad tántrica, serán las rápidas y terribles consecuencias kármicas de la Magia Negra.
La práctica de los Cinco Alientos resulta fisiológica y psicológicamente en una lesión mortal. Y todo esto es por cierto lo que se llama, Prânâyâma, o la «muerte de la respiración», ya que, para el que la practica resulta, en muerte –en muerte moral siempre, y en muerte física muy frecuentemente.
La Magia así llamada es la Magia divina, libre de egoísmo, de anhelo de poder, de ambición, de lucro, y que tiende únicamente a hacer bien al mundo en general y al prójimo en particular.
La hechicería no es Magia; se halla con ésta en la misma relación que las tinieblas con la luz
La renuncia al egoísmo va necesariamente acompañada del crecimiento espiritual. Por tanto, uno de los primeros deberes que tiene que cumplir el estudiante de Filosofía Práctica es despojar su mente de la idea de un yo personal, empezar a darle menos importancia a las cosas y a los sentimientos personales. Debe olvidarse de sí mismo.
Aquel que tiene miedo a luchar contra sus pasiones y dominarlas, aquel que es esclavo de su yo personal y se aferra con cobarde ansiedad a los hechizos de la vida, no puede lograr nada.
Un esclavo que quiera volverse amo debe antes liberarse. Y la libertad se adquiere solamente con determinación, con voluntad puesta en acción. El Adepto no es hechura de otros, sino que debe convertirse en Adepto por su propio esfuerzo
El que está apegado a ideas y opiniones falsas no puede contemplar la Verdad.
El primer deber de un verdadero filósofo es discernir entre lo que es real y lo que es irreal; distinguir entre lo verdadero y lo falso por medio de la Luz divina del espíritu.
Nadie puede dar a otro la Verdad total y final, que cada uno tiene forzosamente que encontrar por sí mismo y en sí mismo
Antes de que pueda llegar a ser dueño de una verdad absoluta, el hombre debe conocerse a sí mismo y obtener las percepciones interiores que no engañan jamás.
Un rayo de la Verdad absoluta no podría reflejarse sino en un espejo puro, hecho de su propia llama y esta llama en nosotros es nuestra conciencia más elevada.
Doctrina Secreta- fragmentos
H.P.Blavatsky
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