"Tenemos que tratar cada uno de nosotros de hacer un pequeño esfuerzo y no confiar todo a los sistemas. No confiemos todo a esas cosas invisibles y raras que están lejos. Confiemos de nuevo en nuestras manos, en nuestra voz, en nosotros mismos. Tenemos que volver a poder fabricar, a hacer las cosas con orgullo, como se hacia entre los antiguos. Yo estuve visitando las ruinas de Pompeya y había unos pequeños panes, unos panecillos, que tenían un sello. Es decir, cada panadero tenía su marca, con su nombre, estaba orgulloso del pan que él hacía.
Tenemos que volver a personificar nuestra cultura y nuestra civilización. Tenemos que volver a tomar la responsabilidad individual de lo que estamos haciendo. tenemos que volver a poner en manos de los jóvenes la esperanza. Pero no una esperanza vieja, no una esperanza fracasada, sino una esperanza nueva. Una esperanza que realmente de posibilidades de hacer un mundo nuevo y mejor.
Para eso necesitamos muchas cosas, pero necesitamos para empezar una cosa muy pequeñita, que es humildad de corazón. Si seguimos pensando que nuestra cultura occidental es la mejor del mundo, y lo mejor que pudo haber habido en todos los tiempos; que los griegos, los roanos, los chinos, los mayas, los aztecas, los sumerios, en fin, todos se equivocaron; que el hombre medieval se equivocó, que el renacentista se equivocó<, que el hombre del siglo pasado también; vamos a caminar con la barbilla muy alta, pero vamos a tropezar con las piedras. Debemos tener la humildad de bajar de nuevo la cabeza y ver qué tenemos en el camino.
Mi mensaje a los jóvenes , de todo corazón, es que volvamos a tener un poco de humildad para poder encontrar las piedras del camino. Que volvamos a confiar más en las manos que en las máquinas. Que confiemos más en la naturaleza y en nuestro propio ser interior que en los sistemas, y que confiemos a la vez los unos en los otros. porque somos personas, más allá de jóvenes o viejos. Más allá de pensar en uno u otro partido, político o social. Somos personas. Hace falta unión. La unión hace la fuerza. Y la fuerza hace la unión. En tal caso llegaríamos a un sistema ecológico que permitirían al mundo avanzar otra vez.
Nuestra proposición es volver a decir la verdad, por lo menos la que sentimos, la que tenemos en el corazón. Podemos estar equivocados, pero decir la verdad. Tratar de buscar caminos verdaderos, y dar a los jóvenes la oportunidad de vivir sus propios aciertos y sus propios errores más allá de los clichés, más allá de los caminos que les pudieron haber dado sus mayores. Que no repitan los errores ni de hace diez años, ni de hace veinte cuarenta o cien años. Que traten de hacer realmente un mundo nuevo y mejor.
fragmentos conferencia
JUVENTUD...¿DE QUÉ FUTURO?
JORGE A. LIVRAGA RIZZI-1985
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