Sin Amor no hay conocimiento posible"
Jorge A. Livraga
La Verdad no pueden alcanzarla los cómodos, perezosos, los fanáticos, ni las mentes cerradas o estrechas. Igualmente es conveniente recordar, no creer que hemos llegado porque sabemos algunas cosas, pues no somos perfectos, y eso mismo indica que nos queda mucho para arribar a ese estado de conciencia.
Las pequeñas verdades que vamos conquistando son matices o perspectivas, nada más, es una visión recortada, parcial de Ella, pues nuestra conciencia aún no ha llegado a la Iluminación, y sólo ahí veremos en toda su plenitud lo que las cosas Son.
De momento son escalones que vamos ascendiendo, que nos van acercando, por eso la relatividad con respecto a la visión de la cúspide lejana.
El filósofo es ese Amante de la Sabiduría que incansable va tras su objetivo, que no se detiene en lo encontrado, en su interpretación de la letra muerta. Pues sabe que sólo en la fusión con Ella al practicarla, irá conquistándola, poco a poco, como todo amante uniéndose, integrándola en su Ser, educiéndola, transmutándose...
Alguien nos la podría regalar, dar, pero de poco sirve. Nos pueden ofrecer miles de frases, de axiomas, de artículos, libros, pero si no estamos preparados no la aprovecharemos, ni valoraremos, incluso malinterpretaremos, porque aún queda mucho que "limpiar" por dentro de cada uno.
La transmisión tiene que encontrar el receptor preparado, encendido...buscando, porque sólo encontramos lo que buscamos, que entonces viene a nosotros. Las enseñanzas se deforman por incapacidad de comprender, por miedo reducionista, por intereses o ceguera, por nuestros propios defectos o pasiones que generan miopía...
Sólo ante el amante de la Verdad sincero y valiente, sale a su encuentro y, se desvela lentamente, en la medida que la vamos mereciendo, o nos ponemos a su altura a través de todo un proceso de purificación. De ahí el tiempo necesario que transcurrirá, las pruebas, esfuerzos a realizar, e iniciaciones que hay que ir atravesando, superando, formándonos y templándonos con todo ello. Mientras nuestra conciencia va ampliándose, nuestra visión agudizándose, nuestro corazón y mente purificándose. Así como nuestro karma negativo acumulado compensándose a través de una acción inegoísta.
Entonces sí, podremos hablar de un segundo nacimiento. De la transmutación del plomo de la personalidad en el oro del espíritu. Ahora podemos hablar de la Armonía alcanzada o la plena Realización del Ser en lo humano.
Pitágoras
23/11/2014-D.Villegas-Nefertum
fragmento de LA ODISEA DEL ALMA II
No hay comentarios:
Publicar un comentario